Y aunque la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía ya ha sido muy clara en su postura al respecto, al señalar que el dirigente sindical se ha situado “en la misma posición que la extrema derecha europea”, el problema no es político o de interpretación, sino que declaraciones como éstas sólo sirven para comenzar a asentar unas bases de desprecio a los inmigrantes, para comenzar a expandir la idea de que los problemas de desempleo se deben principalmente a su presencia en nuestro país y a estigmatizarlos como el ‘enemigo’ fácil y débil sobre el que poder cargar las propias frustraciones. Y la historia siempre nos recuerda que, en este tipo de situaciones, lo fácil es encender la mecha, pero no ponerle freno posteriormente. Y buena prueba de ello son los cada vez más numerosos encierros y protestas de trabajadores en paro que reclaman sin ningún pudor que determinadas obras en una localidad sean cubiertas únicamente por parados de esa localidad. Es decir, ya no se trata de ver al inmigrante como una competencia, sino al propio ciudadano de la población vecina, aunque curiosamente nadie aceptaría que a uno le echaran de su trabajo por no haber nacido en el mismo lugar donde está empleado. Hay que tener cuidado con el racismo y sopesar más las cosas antes de decirlas porque, si no, las consecuencias de no hacerlo pueden ser terribles.
Y aunque la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía ya ha sido muy clara en su postura al respecto, al señalar que el dirigente sindical se ha situado “en la misma posición que la extrema derecha europea”, el problema no es político o de interpretación, sino que declaraciones como éstas sólo sirven para comenzar a asentar unas bases de desprecio a los inmigrantes, para comenzar a expandir la idea de que los problemas de desempleo se deben principalmente a su presencia en nuestro país y a estigmatizarlos como el ‘enemigo’ fácil y débil sobre el que poder cargar las propias frustraciones. Y la historia siempre nos recuerda que, en este tipo de situaciones, lo fácil es encender la mecha, pero no ponerle freno posteriormente. Y buena prueba de ello son los cada vez más numerosos encierros y protestas de trabajadores en paro que reclaman sin ningún pudor que determinadas obras en una localidad sean cubiertas únicamente por parados de esa localidad. Es decir, ya no se trata de ver al inmigrante como una competencia, sino al propio ciudadano de la población vecina, aunque curiosamente nadie aceptaría que a uno le echaran de su trabajo por no haber nacido en el mismo lugar donde está empleado. Hay que tener cuidado con el racismo y sopesar más las cosas antes de decirlas porque, si no, las consecuencias de no hacerlo pueden ser terribles.
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