En concreto, alejarán dos bidones grises (los que más huelen), dejando el azul, el amarillo, el verde y otro gris. De esta manera se conseguirá poner fin a los malos olores que se apoderaron de la zona estos últimos días, sobre todo, durante la tarde.
Lo que no se sabe aún es dónde se ubicarán los que se vayan a quitar, ni cuándo se procederá a realizar el cambio, ya que a día de ayer la hilera de contenedores todavía se encontraban en el mismo emplazamiento de hace unas semanas.
Los vecinos, y en especial, las usuarias de los bancos del patio de Santo Tomás, casi todas ancianas de avanzada edad, han acogido la noticia con agrado. “Más vale tarde que nunca. Hemos tenido que soportar todo el verano con mal olor, pero por lo menos no ha habido muchos días de calor insoportable y ya hemos conseguido que nos los quiten de enfrente”, comenta Josefa Ligero, una de las afectadas.
El problema surgió cuando los operarios que están trabajando en la marquesina del la línea 2 que se colocará enfrente de la carnicería tuvieron que buscar un nuevo emplazamiento para los bidones. Fue entonces cuando se decidió esta ubicación, sin consentimiento previo de los vecinos que en un principio intentaron aguantar, pero fue imposible.