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Artículo Primero

Tras la sentencia del Tribunal Supremo

Alguien ha dicho que ha sido mas que una sentencia una venganza y, muchos más, que el encuadre jurídico de la sentencia es infumable.

Publicado: 28/10/2019 ·
16:16
· Actualizado: 28/10/2019 · 16:16
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Autor

Rafael Lara

Rafael Lara está en la Asociación Pro Derechos Humanos, antes por las libertades... o donde fuere por los derechos de las personas

Artículo Primero

Modestas reflexiones con aquel articulo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

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Alguien ha dicho que ha sido mas que una sentencia una venganza y, muchos más, que el encuadre jurídico de la sentencia es infumable. En unos días se hará pública la valoración jurídica de la sentencia por parte de la Coalición Internacional Trial Wacth (con la hemos colaborado la APDHA) que ha asistido a todas las sesiones del juicio como observadora. Y será demoledora.

Decayó la acusación de rebelión que más de cien juristas y catedráticos habían declarado previamente que no se sostenía desde ningún punto de vista. El Tribunal finalmente la desestimó para vergüenza de los que durante todos estos meses calificaron los acontecimientos de Catalunya como golpe de estado.

No se confirmó la condena por rebelión tal como había pedido reiteradamente la Fiscalía General del Estado, pero la acusación ya había cumplido su objetivo. En primer lugar, permitir que se cortocircuitara torticeramente el derecho al juez natural que establece la Constitución y se elevara la causa al Tribunal Supremo. En segundo lugar, que se establecieran pena de prisión provisional desorbitadas e inhumanas, en contra incluso de las recomendaciones del grupo de trabajo del comisionado contra las detenciones arbitrarias de la ONU.Y, finalmente, conseguir que ninguna de las personas democráticamente elegidas pudiera tomar posesión de sus escaños. De hecho, podemos afirmar, que el errático Torra está en la presidencia de la Generalitat por culpa del propio Tribunal Supremo.

Pese a decaer la acusación de rebelión, las penas son desorbitadas, absolutamente desproporcionadas, aplicando un delito -el de sedición- que debería haber sido derogado desde hace décadas por mínimo criterio democrático. El Tribunal Supremo hace un quiebro que solo se puede considerar que tiene un sesgo político, al condenar por sedición a los acusados cuando ello no se deduce en absoluto de los hechos probados en la propia sentencia.

Quizás lo más preocupante de dicha la misma es que dos de los acusados -Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, presidentes respectivamente de dos organizaciones sociales como Ómnium y ANC), son condenados por sedición exclusivamente por promover manifestaciones y protestas, argumentando que tenían un objetivo político cual es conseguir la independencia. Esto es extremadamente peligroso, pues creíamos que, en España, todos los objetivos políticos se pueden defender pacíficamente. Las advertencias son claras: aquellas manifestaciones y protestas masivas que puedan terminar en tumultos y persigan objetivos políticos, sus responsables podrían ser acusados de sedición. Como las Marchas por la Dignidad, el 15M, las manifestaciones de pensionistas, las movilizaciones masivas de 2012 contra los recortes, etc.. Como decimos, extremadamente preocupante.

Además de todo ello la sentencia produce aún más fractura en el conflicto y genera tensión dificultando las soluciones…Como es natural esta desorbitada sentencia ha provocado la movilización y protesta pacífica de centenares de miles de catalanes. Y también la protesta violenta de una minoría que ha sido reprimida de forma también muy violenta por las fuerzas de seguridad del estado.

Parece que nadie, ni en uno ni en otro bando, son capaces de comprender que esta endiablada situación política en Catalunya que afecta como se ve a toda España, no se resuelve mediante los tribunales y la justicia ni con declaraciones fuera de la realidad. Tenemos de este bando dirigentes dispuestos a echar más gasolina como Casado o Rivera y otros como Sánchez que hacen un Rajoy e intentan aprovechar la situación para conseguir más votos, en una falta absoluta de mirada larga y de eso que llaman sentido de Estado.

Ahora es difícil que se pueda avanzar en esa línea dada la cerrilidad sin principios por todas las partes y porque la fractura social no lo permite. Pero soy de los que piensan que el conflicto político de Catalunya sólo se puede resolver democráticamente, mirando a medio o largo plazo, dando la palabra a los catalanes. Y para ello, desde ya, sobran las amenazas, las declaraciones altisonantes y los pirómanos. Y son imprescindibles buscar e implementar los escenarios de diálogo.

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