La sustitución del pavimento tradicional de la calle Baños por una combinación de losas de tres colores (el gris serena, el blanco serena y el rosa monforte) que le dan un aspecto similar al de un paseo marítimo de una localidad costera ha provocado indignación entre los defensores del patrimonio y grupos de arquitectos que defienden la conservación del adoquín clásico de Gerena, el cual ha definido el paisaje urbano de Sevilla desde tiempo inmemorial. Volvemos a reiterar desde estas páginas la necesidad de que los proyectos de reurbanización de calles y plazas se sometan al previo dictamen de la Comisión de Patrimonio, por cuanto el suelo que pisamos forma también parte del conjunto histórico y no sólo los edificios de las calles. Contrasta la firme actitud, digna de alabanza, de Urbanismo contra la contaminación visual que provocan los toldos multicolores y otros elementos publicitarios de bares y comercios del centro con su despreocupación por la preservación del granito en las vías públicas, el cual forma parte de la imagen de la ciudad y de la memoria histórica y sentimental de generaciones de sevillanos. Esta desidia es la que ha permitido, entre otros, la conversión de la Alameda en un remedo del paseo marítimo de Benalmádena. Y ahora en Baños se repite la historia. En materia de pavimento Sevilla no debe tener un color especial, sino el gris del granito de Gerena de toda la vida.