Acaba de ver la luz el decreto con el que la consejería de Educación regula los criterios y el procedimiento de admisión del alumnado en los centros docentes públicos y privados concertados. Para anunciar esta norma de escolarización, nuestros próceres de la Junta han hablado de “apuesta por la libertad”, que son palabras preciosas para esculpir en mármol. Yo ya me siento casi implicado y convencido. Pero, ¿qué significa en realidad ese eufemismo de “apostar por la libertad”?
Pues mire sustituyan la palabra “libertad” de la frase anterior por “centros privados concertados” y ya tienen la realidad.
Porque lo que está haciendo la consejería es no poner a la Educación Pública como prioridad en su gestión; o lo que es peor, postergarla.
El verdadero debate va a ser cuánto dinero público tiene que ir a manos de privados y cómo van a justificar que ellos mismos no son capaces de mejorar la Educación Pública mientras desvían los fondos de las arcas públicas para que la que progrese y se desarrolle sea la Privada.
Todo esto era de esperar, porque Imbroda, antes de llegar al gobierno andaluz, era empresario de la Educación Privada; o dicho de otra forma, alguien que entiende la Educación como un negocio y no como un Derecho y un pilar fundamental de nuestro Democracia. Con lo que es fácil concluir que han puesto a un zorro a vigilar las gallinas.
Algunos de los argumentos oídos o leídos estos días al consejero han sido tan disparatados que es difícil distinguirlos de los de la cuenta que parodia al propio Imbroda en Twitter.
En resumen: parece que con este decreto comienza el desvío de alumnos desde la Escuela Pública hacia ‘colegios como Dios manda’. Solo les ha faltado decir que si el colegio es concertado, el comedor es gratis y además les incluye café, copa y puro... pero que se note la influencia de Vox. Dios, patria y familia; pero solo mi Dios es bueno, mi patria como frontera de exclusión y mi único modelo de familia.
El consejero ya ha conseguido lo que buscaba: tiene una huelga el próximo 4 de marzo.
