Sanidad
Subir la cuesta de Fray Félix un Martes Santo es cumplir con uno de los más afectivos rituales de la Semana Santa de Cádiz. Es hacer una sumersión en la historia de la ciudad, en la de aquel Cádiz en el que, por más que pasen los años, aún perviven esas fachadas encaladas del barrio del Pópulo (el más antiguo de la ciudad) que son esencia de nuestro pasado y que, en estas fechas, cobra toda su magnificencia.
En la cuesta adoquinada se dejaban ver sillas bajas de enea. Abuelos con sus nietos, chiquillos pidiendo cera y un cercano Campo del Sur que fabricaba su propio incienso hecho con sal de la bahía y algas de la Caleta. La Cofradía de Sanidad estrenaba este año el paño con la Santa Faz que porta la Verónica, obra de Antonio Álvarez del Pino.
La imagen de Ntro. Padre Jesús del Mayor Dolor partió de su Iglesia pasadas las 17:00 horas, en un silencio absoluto, roto solamente por la voz del capataz, Gerardo Navarro, que indicaba a sus hombres la delicada maniobra de la bajada de la cuesta de Fray Félix. Uno de los momentos más emotivos vividos en la tarde noche de ayer, se vivió en torno a las 21:25 horas a su paso por la calle de San Pedro, donde la oscuridad y el silencio envolvieron a la Hermandad en un escenario perfecto. La Cofradía llegó a su templo de recogida con total puntualidad a las 23:45 h.
Piedad
Santo y seña de las hermandades del Martes Santo gaditano, la cofradía de la Piedad volvió a las calles tras tres años de ausencia (dos de pandemia y uno de lluvia). Las inmediaciones de la iglesia de Santiago se colorearon de gamas negras y moradas al paso de la cofradía con el hábito de los nazarenos. Bastó la presencia del palio de cajón de la Virgen de las Lágrimas para esbozar la presencia de una de las dolorosas de Francisco Buiza más personales y distintas, hecha cofradía en dicha jornada cofrade. Elegante el exorno floral, compuesto por una mezcolanza de flores blancas de distintas tonalidades, que no hizo sino realzar la belleza del paso de la dolorosa. Cabe destacar que tras el paso de misterio del Señor iba la Banda de CCTT Jesús de la Humillación (Huelva), mientras que tras el paso de palio lo hacía la B.M. Nuestro Padre Jesús Nazareno (Rota).
Especialmente emotiva fue la salida de la hermandad como también la levantá con dedicatoria incluida de los hermanos Martín. En las palabras que dirigía a sus cargadores, el recuerdo a quienes faltaron este Martes Santo en Santiago. Y la emoción vino por reencontrar, también, las estampas de siempre, las que nunca cambian. La cofradía estrenaba bocinas nuevas en el cortejo y tal vez más hábitos penitenciales en el mismo, lo que nos permitió disfrutar de un cortejo amplio, ejemplar en su comportamiento.
Jesús Caído
A veces en cofradías, las tradiciones se hacen solas en no demasiado tiempo, pues ver a la hermandad del Caído por la Plaza de San Francisco se ha convertido en menos de veinte años, en un rito tradicional de cada Martes Santo. La hermandad estrenaba la crestería completa para paso del Señor, diez candelabros y ocho violeteras para el paso de María Santísima de los Desamparados. Además brillaron cuatro nuevas varas y la restauración de dos faroles de mano para el cortejo de la Señora.
Emocionante fue ver entrar en la plaza del Palillero (22:35 h) el paso de misterio de Jesús Caído, donde sus capataces lucieron la maniobra en ascendencia hacia la calle Novena con un estilo elegante y con mucho gusto. Destacar como dato muy positivo, el buen repertorio de marchas que imprimió la banda de música de Palomares tras el paso sin palio (hasta el momento) de la Virgen de los Desamparados.
Columna
El broche de oro de la jornada del Martes Santo tiene la longitud de la calle Ancha gaditana, empezando cerca de Novena (Iglesia de la Conversión de San Pablo) y terminando en la plaza de San Antonio donde se levanta la parroquia del mismo nombre. En este último templo tiene su sede la Hermandad de Ntro. Padre Jesús atado a la Columna y María Santísima de las Lágrimas, que lucieron resplandecientes por las calles del centro urbano.
La imagen del Señor, obra de Jacinto Pimentel (año 1.660) estrenaba dos ángeles tallados por el imaginero gaditano Luis González Rey, colocados en el canasto del paso. Salvador Rosa Mascareña, capataz del segundo paso, daba sus órdenes en una salida repleta de público que colmaba toda la plaza en un ambiente cofradiero envidiable.
Espectacular el repertorio musical que la bando de CCTT del Rosario interpretó durante toda la noche tras el paso del flagelado. Cabe recordar que mañana, Miércoles Santo, ésta banda tan solicitada, prestará sus servicios en la sevillana Hermandad de la Sed en el barrio de Nervión.
Ecce-Homo
Eran las 18:40 horas cuando se abrían las puertas de San Pablo. Nazarenos de cola con túnicas blancas y antifaces burdeos colmaban los primeros tramos del cortejo. Uno de los momentos más álgidos de la jornada se vivió cuando el señor del manto rojo asomó a los sones de la marcha Ecce-Homo (himno de la Semana Santa gaditana) ante una Calle Ancha, repleta de público.
Manuel Ruiz Gené se estrenaba como capataz del primer paso, mientras que José Julio Reyeros Cánovas hacía lo propio en el paso de palio.
La bella imagen de la Virgen de manos entrelazadas, ha sido recientemente restaurada por los artistas Pilar Morillo y Álvaro Domínguez, una restauración que lucía a las mil maravillas cuando la claridad de la tarde se colaba por la malla de las bambalinas. La jornada transcurre con cierta normalidad y con una bajada considerable de las temperaturas.
Entre las muchas novedades que esta cofradía ponía en la tarde de ayer en la calle, destacó la corona de la Virgen de las Angustias, realizada en los talleres Ossorio. Como no podía ser de otra manera, la marcha Ecce-Homo sonó hasta en cuatro ocasiones durante todo el recorrido y el estreno de la marcha Angustias, de Jorge Marcial, acompañó a la señora en su transitar por la plaza del Palillero. Una música que fue un deleite para los sentidos gracias al buen trabajo de la banda de música de Ntra. Sra. del Carmen de Prado del Rey.