El teatro siempre ha estado en crisis. Pero ahora la cosa “está muy fastidiada”, advierte con gesto preocupado Ana López Segovia, actriz, cantante, dramaturga y corresponsable de la ceremonia de entrega de los XXVI Premios Max de las Artes Escénicas este lunes en el Gran Teatro Falla, en la capital gaditana. “Y los peligros que vienen son peores”, lamenta José Troncoso, también actor, director y compañero en la responsabilidad del espectáculo de mañana en el coliseo gaditano, quien reconoce que ni siquiera “sabemos cómo se va a comportar el ser humano frente a este individualismo que imponen la pantalla”.
No obstante y pese a todo, ambos se muestran optimistas. No en vano, la gala organizada por la Fundación SGAE en colaboración con el Ayuntamiento de Cádiz, mira al porvenir desde la convicción de que “la gente siempre siente la necesidad de contar historias y que, por eso, el teatro nunca muere”.
“Es el eterno retorno”, explica López Segovia a INFORMACIÓN. “Es la historia del viejo chamán de la tribu que reunía a la tribu alrededor y le contaba una historia; eso sigue dándose de alguna manera al cabo de los siglos”, agrega.
“El teatro tiene esa capacidad”, tercia Troncoso. “Ha sobrevivido a guerras mundiales, recientemente, a la pandemia” y a un montón de episodios “desastrosos” porque reúne “a la gente en un espacio para que compartan un sueño, olvidando las diferencias de edad, ideológicas y de cualquier otro tipo”, celebra. “Al final, los cómicos siempre asomamos la cabeza y decimos que sí, que seguimos”, declara la directora de Las Niñas de Cádiz.
Pero hace falta ayuda. En la presentación de los pormenores de la gran fiesta de las artes escénicas este viernes en el vestíbulo del Falla, López Segovia aprovechó su intervención para instar a las administraciones públicas que arrimen recursos económicos y, concretamente, para respaldar a “la gente que está luchando mucho por seguir haciendo teatro desde la periferia, el teatro de provincias que se ha dicho siempre”, y en torno al talento emergen.
“Me vine arriba”, se excusa en la conversación posterior a la rueda de prensa, pero insiste, tanto en que Cádiz parte con ventaja para “crear una estructura sólida” en torno al Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) y otras propuestas consolidadas en la agenda con proyección nacional e internacional, como Cádiz en Danza; como en que es preciso poner freno a la sangría de supresión de circuitos que permiten, por un lado, que las compañías lleguen al último rincón de la geografía española y, por otro, dar programación a las salas que, de lo contrario, “se mueren”.
Troncoso recuerda, aunque no debiera ser necesario, el valor de las artes escénicas y sus beneficios, “culturiza” y promueve la libertad de pensamiento. Hasta es recomendable para una buena salud mental, apunta López Segovia, quien reclama también implicar como espectadores a los más jóvenes. “El 90% del público está conformado por mujeres de más de 50 años, de las que tan poco se escribe, por cierto”, subraya. Sin embargo, el teatro es “anti bullying”. Su potencial educativo es muy valioso. “En el grupo universitario de teatro Caramba, en la UCA, acabamos los raritos”, bromea, como Troncoso o ella misma. Pero la actividad sirve para “compartir tu sensibilidad y mostrarte como eres”, por un lado, y para “aceptar a quien es diferente” porque resulta que quien lo es, destapa sobre el escenario su creatividad. Por todo eso, a ellos, a quienes se inician y ambicionan con consagrar su vida a la interpretación, escritura o dirección, “a la resistencia”, dedicarán la gala de hoy.