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Cádiz

Bruno García contagia su aplomo a la Corporación y los invitados en un Pleno tranquilo

Al alcalde de Cádiz solo se quebró la voz cuando se refirió a su familia. La sesión se celebró sin incidencias ni sorpresas.

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  • Bruno García, en el despacho de Alcaldía, con el bastón de mando. -

El PP ha tardado ocho años y un poquito en recuperar la Alcaldía. El retraso de la llegada del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, no crispó, en cualquier caso, el ánimo de Bruno García, el ya alcalde de Cádiz tras el fin de ciclo con Kichi a la cabeza.

El nuevo primer edil mostró aplomo durante todo el Pleno de Investidura. Incluso cuando no llegaba el bastón de mando tras su proclamación. Antes, en su intervención, al agradecer el compromiso del Gobierno autonómico con Cádiz, recibió unos abucheos por parte de algunos de los asistentes a la sesión, pero ni levantó una ceja. Se interrumpió. Guardó silencio unos segundos, y continuó.

Solo se le quebró la voz cuando se refirió a su familia, ausente del Pleno, por cierto, en otra muestra más de la discreción de Bruno García como sello de identidad.

Sonrió, eso sí. Mientras esperaba a Juanma Moreno a las puertas del Ayuntamiento, conversando animadamente con Kichi. Lo hizo mientras caminaba hacia el Pleno, entre besos, abrazos y felicitaciones. Cuando ocupó su asiento. Y también en el momento en el que el secretario quiso contar los votos olvidando que no habían depositado su papeleta en la urna los dos concejales de la mesa de edad.

La contención marcó el Pleno. La cordialidad y el respeto entre los concejales fue absoluto y, más concretamente, entre Bruno García, Óscar Torres y David de la Cruz. Los portavoces de la oposición mostraron firmeza en sus discursos, el portavoz socialista incluso interpeló a Juanma Moreno para que cumpliera de una vez con Cádiz, pero en un tono que se le perdona todo.

El crucifijo estuvo presente durante la jura de los ediles del PP y desapareció con el resto con toda naturalidad y los concejales de Adelante Izquierda Gaditana optaron por prometer el cargo con su propia fórmula sin generar incomodidad a los más ortodoxos.

Cuando Bruno García y Kichi firmaron el arqueo de las cuentas municipales ante un enjambre de cámaras y fotoperiodistas, redactores ávidos de captar algún detalles más, el alcalde anunció que se marchaba, bromeando con que los periodistas podían quedarse si querían en el despacho.

Juanma Moreno puso rumbo a Sevilla, y Bruno García, arropado en todo momento por sus compañeros, entre los que destacaban Teófila Martínez, Mercedes Colombo, Ignacio Romaní o Jorge Vázquez, explicó que pensaba darse un baño en la playa y nada más. Este domingo, dijo, toca trabajar.

En San Juan de Dios no se reunió la turba de la proclamación de Kichi como alcalde en 2015. Pero tampoco era necesario. Bruno García ha obtenido mayoría absoluta en las urnas. Lo único que tiene ahora en la cabeza es comenzar a gobernar cuanto antes.

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