Hacen que cada persona sea única, diferente a las demás, rubia o morena, con los ojos azules o negros, pero también contribuyen a que alguien sea un matemático genial o un deportista de élite. Son los genes, microscópicas unidades informativas que ahora, además, sirven para decorar nuestras casas.
A esto último se dedica desde agosto del año pasado la empresa GeneticPhotos, que ha encontrado en ese código de barras humano que es el ADN la materia prima y la fuente de inspiración para hacer cuadros, esculturas, joyas o partituras musicales, entre otras creaciones artísticas.
En esta empresa, con cartera de clientes dentro y fuera de España, según informa su directora-gerente, Laura Soteres, hacen posible que cualquier fragmento del perfil genético de una persona quede plasmado a todo color en un lienzo, esculpido en bronce o cristal o dibujado sobre la superficie de una pieza de cerámica. O que inspire a un compositor las notas musicales de una melodía.
"Lo más demandado en estos momentos -afirma Laura Soteres en conversación con Efe- son las joyas. Pulseras, colgantes o anillos, siempre en plata, que llevan grabada la información genética de quienes las llevan".
Vicente Díez, un médico que ha dejado el ejercicio de la profesión por el trabajo con metales y piedras preciosas, es el diseñador de las joyas, y uno de los artistas de distintas disciplinas que trabajan para GeneticPhotos, cuya actividad se desarrolla casi exclusivamente "on line".
Además, y en esto sí que son pioneros a nivel mundial, convierten en obras de arte una muy concreta secuencia genética que predispone a su portador, hombre o mujer, para determinadas habilidades -las matemáticas, el deporte, las relaciones sociales...- o determina alguno de sus rasgos físicos.
Es el caso del gen AVPR1a, que algunos estudios científicos relacionan con la sociabilidad y el amor, y que nos predispone para establecer lazos afectivos con el entorno o de pareja. O el ACTN3, que define las posibilidades atléticas de cada organismo.
"Nuestros clientes son personas -destaca la directora-gerente de la compañía- que buscan algo diferente, único, casi siempre para regalar. Ofrecemos algo más que un capricho. Al principio nos decían que iban a utilizar nuestros servicios personas muy egocéntricas. Pero no, no ha sido así, son personas de todo tipo".
Personas con un poder "adquisitivo normal" que buscan un regalo original o un objeto decorativo diferente y único para sus casas. "Alguien -pone como ejemplo- que quiere obsequiar a su pareja con un cuadro que refleje una secuencia genética de uno de ellos, o de ambos, o unos hijos que desean sorprender a sus padres con algo artístico que les recuerde a todos sus vínculos genéticos".
La información del ADN del cliente se obtiene en un laboratorio especializado en análisis genéticos y con sede en Zaragoza a donde llegan, en un tubo precintado e identificado con un código alfanumérico, los dos bastoncillos que ha tenido que frotar antes en el interior de la boca para recoger las muestras, y que previamente el interesado habrá recibido en su domicilio.
"La máxima confidencialidad y el rigor científico están garantizados", destaca Laura Soteres. "Las muestras -insiste- siempre son anónimas y se identifican con un código alfanumérico, que sólo conoce el cliente. Cuando éste recibe su obra de arte, podrá comprobar que lleva inscrito el mismo código asociado con la muestra, como garantía de que es el que corresponde a su ADN".
En la empresa son conscientes de lo "delicada" que es la información que manejan, de ahí "los controles exhaustivos que aplicamos, auditados por una empresa especializada que controla su uso y que garantiza la más absoluta confidencialidad".
"En España y en el mundo hay otras compañía que hacen algo parecido con los perfiles genéticos, pero somos pioneros mundiales en cuanto al uso de la secuenciación de genes", concluye Laura Soteres.