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El jardín de Bomarzo

En honor a la verdad

Esperemos que del domingo resulte un gobierno estable, sea cual sea, que no haya bloqueo parlamentario ni repetición de elecciones y que éstas nos den tregua

Publicado: 21/07/2023 ·
12:01
· Actualizado: 21/07/2023 · 12:01
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  • El jardín de Bomarzo.
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Bomarzo

Bomarzo y sus míticos monstruos de la famosa ruta italiana de Viterbo en versión andaluza

El jardín de Bomarzo

Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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“La población en general no sabe lo que está ocurriendo, y ni si quiera sabe que no lo sabe”Noam Chomsky.

En esta maraña de confusión y falsedad intencionada la solución está en el periodismo de altura, se ha podido comprobar esta misma semana en la tensa entrevista de La 1 entre Feijoó y Silvia Intxaurrondo cuando ésta se mantuvo firme ante un dato erróneo sobre la revalorización de las pensiones al alza por parte del PP en 2012, 2013 y 2016 y que ha generado una enorme polvareda porque la periodista hizo lo que debía, defender el dato correcto ante un líder popular que, incómodo, rectificó al día siguiente como lo hacen los políticos, a medias y desviando datos y culpas hacia su adversario. Pero es que no puede ser esto de mentir con descaro sin miedo a ser rectificado y esto, por desgracia, se ha convertido en costumbre, una fea costumbre, practicada exactamente igual por todos, sin medida, sin mesura, sin miedo porque el poder, parece, otorga el derecho a tergiversar la realidad, a modelarla al gusto, a hacerlo, y esto es lo grave, sin temor a ser señalado porque el periodismo es muchas veces cómplice de la confusión cuando es sumiso.

Se vio en el debate entre ambos líderes cuando Vallés y Pastor se limitaron a proponer los bloques y a medir los tiempos sin entrar en los datos y, obviamente, lo más importante es establecer con rigor las líneas de la verdad para que nadie se salga de ellas. Hacerlo es de valientes, que se lo digan a Intxaurrondo, que de la noche a la mañana se ha convertido en enemiga de todos esos portales que defienden la línea editorial conservadora y de los millones de votantes del PP, que tildarán de agresiva e intencionada su entrevista por encima del hecho de que Feijoó defendió datos falsos y su incomodidad, tanto durante la entrevista como después, evidencia lo mal que se maneja cuando es rectificado.

Pero no por esto Pedro Sánchez se salva, muy al contrario. La entrevista a la que se sometió frente a Carlos Alsina en Onda Cero comenzó del mismo modo y el que posiblemente es el mejor entrevistador del país le relató, nada más empezar, sus mentiras durante el mandato, muchas, a las que el entrevistado replicó con un descarado que él no miente, cambia de opinión. O sea. Los políticos están obligados a las preguntas de los medios de comunicación que se las soliciten y hacerlo ordenadamente pero siempre, no cuando quieran y donde se sientan cómodos porque su sueldo es público y por tanto deben contestar cuando se les reclame. Como lo están a ir a los debates, algo que debería estar regulado por Ley como en otros países y no al antojo del que va por delante según encuestas y que acude o no o en función de con quién y no en interés de un ciudadano con derecho a escucharles confrontar. Feijoó, en este sentido, se equivocó no acudiendo el lunes, puede que tácticamente le viniera bien evitando mostrarse en bloque con Abascal, pero su ausencia le ha dejado en la penumbra de una última semana que al PP le ha sobrado.

El periodismo valiente requiere de empresas valientes que lo protejan y que tengan la determinación de equilibrar verdad, cuenta de resultados, la seriedad con esta vorágine del click que lo consume todo y que se logra con titulares intencionados o con gancho para que entres y con millones de visitas lograr pulmón en este escenario donde el rigor es lo que, muchas veces, menos importa. Importa el click, que es necesario por cuanto justifica difusión, importa el rigor, imprescindible para que una sociedad avance sólida. Más que nunca, este periodismo es más importante que nunca, ese que busca el dato, lo descifra, cuida el contenido, husmea en BOJA o BOE o portales de transparencia, en resoluciones de juntas de gobierno, contrasta y publica, o corrige durante una entrevista sin temor a las consecuencias y aún a sabiendas de que las habrá, porque la política es rencorosa en cada una de las nueve letras que conforman la palabra. R-e-n-c-o-r-o-s-a. Pero como la vida es cíclica, cada día son más los que huyen del alboroto y la desmesura de tanta información manoseada, dirigida, y buscan y premian la veracidad y los canales que se cuidan de ella, por eso hay esperanza, viendo a periodistas y empresas valientes, de que la sociedad valore el contenido elaborado y el rigor por encima de la verborrea manipulada y la mentira.

Y en ese clima, este domingo un país en bañador decide entre dar el poder al bloque de derechas mediante un acuerdo de PP con Vox o que el primero obtenga una mayoría suficiente para gobernar en minoría, que es, con lógica, lo que persigue porque sabe que una foto fija con Abascal durante cuatro años sería como lanzarse al vacío sin saber hacia dónde le llevará ese viento. El PSOE con Sumar tiene sus opciones, pero la realidad dice que anda muy lejos de obtener una mayoría suficiente y solo un bloqueo parlamentario y la repetición de las elecciones dilatarían la formación de un gobierno de derechas. Horizontes muy distintos para dos formaciones que representan las dos Españas, una de ellas a la otra siempre le hiela el corazón. Y de lo que pase, las consecuencias, que serán severas y que requerirán de tiempo para que el caído en la lona de este 23J recomponga sus líneas de poder.

No es tiempo de elecciones, en todo caso. Hace calor, agosto se asoma y el cansancio de todo un año bascula cual péndulo sobre nuestras cabezas y la atención se dispersa. Esperemos que del domingo resulte un gobierno estable, sea cual sea, que no haya bloqueo parlamentario ni repetición de elecciones y que éstas nos den tregua por unos años. Que la política se aleje de este desvarío peligroso en el que ha entrado donde mentir con descaro se normaliza y que el ciudadano, en este sentido, preste atención a la verdad y encumbre a los periodistas valientes y a las empresas que se juegan el tipo en honor a la verdad.

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