A un lector empedernido como el que estas letras escribe, le gustaría poder cumplir con un imposible, el de haber leído todo lo que se ha escrito y averiguar que es lo que queda por escribir., lo que no me negaran ustedes que no deja de ser fantástico, por imposible.
Pero volviendo a la realidad , hemos de admitir nuestras limitaciones y saber que no podemos conseguir todo lo que queremos , y que para lograr aquello que podemos dentro del campo de nuestras posibilidades, y de la búsqueda de nuestras raíces , sin amenazas ni ánimos de venganzas, hemos de hacer muchas cesiones y dividir nuestras diferencias con otros para que todos podamos resultar beneficiados o al menos perjudicados lo menos posible.
Desde lo escrito que hemos emprendido la aventura de leerlo , comprobamos que las personas y las situaciones no marchan siempre por el mismo camino, ni se cumplen nuestros deseos , y que combatir la injusticia es una batalla que no solo precisa que venzamos sino que seamos capaces de convencer e implicarnos, que a pesar de todo , habrá gente que por muchos esfuerzos que hagamos no nos comprenderán nunca , que intentemos complacer las expectativas de la mayoría resulta en ocasiones milagroso, hacerlo con las de todos es prácticamente inviable.
Debemos aprender que por mucho que creamos saber , no somos ni llegaremos a ser omnipresentes ni infalibles , que como cualquier hijo de vecino, tenemos defectos y cometemos errores , con lo que eliminaremos un gran porcentaje de tensiones de nuestras actividades y decisiones.
Lo que nunca debemos admitir que algunos sujetos en su descontrol , les lleve a tomarnos el pelo , ofreciéndonos una imagen que no es la que corresponde a quienes no solo están obligados a parecer honrados sino a serlo , manteniendo una ética elevada y una norma de conducta ejemplar , por muchas complicaciones y ansiedades que esto les provoque.
Hemos de procurar dar y recibir mensajes que nos den y envíen fortaleza a los demás, que nos salgan de las entrañas y los tuétanos pero sin caer en el triunfalismo de trompetas y tambores instalándose en marchas triunfales y sin admitir que en ocasiones podemos fracasar.
En lo escrito y por escribir al principio y al final tenemos la sensación que somos testigos o protagonistas de la misma historia , y ser conscientes que hay demasiada gente que nunca está donde debe, ni hace lo que tiene que hacer., y no conjuga en sus acciones la agilidad , la rapidez y la eficacia. Y terminaremos evocando al “gatopardismo” o”lampedusiano” de “cambiar todo para que nada cambie “
Cuando jugamos con las ideas y las transformamos en palabras , frases y relatos , no debemos perder la iniciativa para sorprendernos y despertar el interés de quienes nos leen, siendo atrevidos y audaces y desvelando los secretos de nuestras historias.
Entre el vértigo y el paso firme, la resistencia y la renuncia , nos llenamos de excusas para no emprender nuevas aventuras, seamos flexibles , ángeles o demonios , sin la misma fuerza que cuando éramos joven pero con la misma ilusión de estudiar, investigar y conocer cosas nuevas.
A los que tienen la valentía de escribirnos sobre lo que han leído observado, e incluso intuir aquello que queda por escribir, hemos de pedirles que lo hagan con claridad y transparencia , y que sus palabras expresen lo que quieren decir para no provocar confusiones.
Que no nos invadan en la rutina y el aburrimiento , que sean tan elocuentes lo que nos dicen como lo que nos ocultan , y que procuren que no les ocurra lo que decía Albert Camus “De creer que están construyendo el paraíso , cuando en la realidad se están destruyendo a sí mismos”