Denuncian ante el juez de instrucción uno de los casos de \'klebsiella\' con la muerte de un bebé

Publicado: 25/08/2014
Por posible negligencia médica
La familia de un bebé que falleció en agosto del año pasado en el Hospital Reina Sofía de Córdoba ha presentado una querella en el Juzgado de Instrucción de la capital ante una posible negligencia médica, después de que la menor supuestamente falleciera como "consecuencia directa del tratamiento dispensado" por el personal del Servicio Andaluz de Salud (SAS), así como por los "nulos" sistemas efectivos para la prevención y evitación de infección de la bacteria 'Klebsiella Pneumoniae'.

   En este sentido, los afectados han interpuesto la denuncia al considerar que los hechos pudieran constituir la supuesta comisión de un delito de lesiones o menoscabos imprudentes causados al feto o un delito de homicidio imprudente, de ahí que reclamen que "se haga justicia y se investigue lo sucedido", al objeto de que los presuntos culpables "respondan adecuadamente y no ocurran nunca más hechos parecidos que tanto dolor han producido a toda la familia".

   En concreto, han relatado que los hechos sucedieron entre el 7 y el 20 de agosto de 2013 y su resultado produjo, por posible negligencia grave profesional, "importantes lesiones cerebrales" en el feto, así como finalmente el fallecimiento de la niña.

   De este modo, los hechos "se concatenan en el tiempo y provocan una complicación detrás de otra", lo que añade "un plus de reprochabilidad a los responsables de la atención médica prestada de forma directa" a la madre y su hija, así como a "quienes debieron establecer los protocolos y medidas para evitar la infección por la denominada bacteria 'Klebsiella Pneumoniae' y el 'Staphyloccocus epidermidis'.

   Así, relatan que la mujer acudió a urgencias en la madrugada del 7 de agosto tras sufrir "un problema que se traduce exteriormente por un sangrado en la madre y que no se valora con la debida importancia, aún cuando el más mínimo deber objetivo de cuidado hubiese requerido la realización de pruebas complementarias diagnósticas, además de un simple tracto vaginal, para así determinar un muy probable diagnóstico de una anómala posición de la placenta o un desprendimiento de la misma".

   Esta situación, hubiese "exigido una rápida y efectiva reacción médica". Sin embargo, agregan, "se incurrió, presuntamente, en una grave infracción del deber objetivo de cuidado, ya que, primero, se envía a la paciente directamente a su casa, aún cuando presenta aquel síntoma de sangrado en un estado de gestación avanzado --30 semanas--, y, segundo, no se toman las medidas inmediatas adecuadas para evitar/controlar el referido desprendimiento de placenta".

   No obstante, cuando la paciente acude por segunda vez al servicio de urgencias del Hospital, a las pocas horas de ese mismo día, "aún sin reaccionar totalmente a tiempo, se toman otras medidas de diagnóstico y se manda ingresar a la madre". Durante su ingreso se realizan diversos controles, como la valoración del sangrado, la monitorización de la dinámica uterina y la frecuencia cardiaca fetal.

   Al respecto, explican que en algunos de los trazados se observan desaceleraciones de la frecuencia cardiaca fetal con y sin contracciones uterinas, a lo que añaden que "sólo se le hizo una ecografía una vez transcurridos casi tres días desde su ingreso, el 10 de agosto".

EL DÍA DEL NACIMIENTO

   Mientras, detallan que el día del "precipitado" nacimiento, el 10 de agosto, "el trazado tocográfico dibuja un clarísimo patrón de sufrimiento, con desaceleraciones importantes". Así, se activan por parte de la comadrona los protocolos que incluyen el aviso al ginecólogo de guardia que ante la evidencia y la sospecha de un desprendimiento mayor de la placenta y el grave sufrimiento fetal decide practicar una cesárea urgente.

   Según indican, el problema es que desde que se observa en el trazado tocográfico un sufrimiento fetal, hasta que finalmente nace la niña, "transcurren unos 50 minutos durante la mayoría de los cuales no se tiene una monitorización continua de lo que está sucediéndole a la niña intraútero".

   Por tanto, destacan que el resultado es el nacimiento por cesárea de un bebé prematuro "con todos sus signos vitales en cero", al tiempo que advierten de que "no se puede perder de vista que desde que la matrona da cuenta a través del registro tocográfico del sufrimiento fetal, los segundos cuentan, pues el sufrimiento es precisamente por falta de oxígeno al feto".

   En este caso, consideran que "la falta de oxígeno mantenida demasiado tiempo precipita un estado metabólico de acidosis que provoca un paro cardíaco y una gran dificultad para la reanimación de la niña, así como lesiones cerebrales del tipo hemorrágico". La recién nacida, después de una larga reanimación es trasladada a la Unidad de Cuidados Intensivos de Neonatos con un respirador mecánico dado su deteriorado estado de salud.

   En dicha unidad, agregan, proceden a corregir todas las desviaciones hasta que 24 horas después le retiran el soporte respiratorio. Hasta ese momento se trabaja con una recién nacida prematura e inmadura por la edad de gestación, que "durante el proceso de nacimiento ha sido sometida a unas condiciones de hipóxia y acidosis metabólica muy importantes con unas secuelas cerebrales evidentes y otras que pudieran estar, pero que con su posterior fallecimiento no se pueden constatar".

MANIOBRAS DE REANIMACIÓN

   Durante las maniobras de reanimación y su estancia en la unidad, según precisan los afectados, es "sometida a múltiples punciones venosas y arteriales, así como a la inserción de diversos catéteres en vena y arteria". Con estos antecedentes, incurriendo presuntamente en "una nueva grave imprudencia", se traslada a la recién nacida fuera de la unidad y se inicia una alimentación oral, "prematura dada su inmadurez".

   Además, creen que durante las maniobras de reanimación, durante su estancia en la unidad o durante su periodo fuera de la unidad "se contamina con los bacilos de 'Staphyloccocus epidermidis' que se localiza en uno de los catéteres umbilical, y además el de 'Klebsiella Pneumoniae', ambos de desarrollo y transmisión hospitalaria".

   En este sentido, explican que cuando se dan cuenta, "ya que en el lugar donde se encuentra parece ser no existen los debidos controles ni se han efectuado de forma efectiva las prevenciones básicas antes referidas aplicables al personal que presta la asistencia", ya es "demasiado tarde" y "una sépsis generalizada precipita a la pequeña nuevamente a la acidosis y el derrumbe sistémico de todas las funciones vitales siendo finalmente 'exitus'".

   Cabe recordar que la Fiscalía Provincial de Córdoba acordó en julio archivar las 16 denuncias referidas a los casos de infección por 'Klebsiella', que fueron presentadas en su mayoría por la Asociación 'El Defensor del Paciente', además de por familiares de los pacientes, y referidas a fallecimientos en once de los casos.

   La decisión se adoptó después de estudiar cada uno de los casos, en su mayoría referidos a fallecimientos, y no haber encontrado en ninguno de ellos indicios de delito. De hecho, el fiscal jefe, José Antonio Martín-Caro, aseguró que, "por más vueltas que se les ha dado, todas eran personas muy enfermas por otras circunstancias, por lo que no se puede decir que la culpa sea del hospital".

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