La moción de censura que PSOE y Ciudadanos han presentado en la Región de Murcia y en el Ayuntamiento, rompiendo los naranjas su coalición con el PP, ha agitado el resto de gobiernos autonómicos que tienen estas dos fuerzas, especialmente en Madrid, donde el desencuentro es constante.
Aunque desde Cs insisten en que la moción de censura se circunscribe solo a Murcia, han asegurado a Efe, y que no hay ninguna estrategia para cambiar otros ejecutivos autonómicos o municipales, hay comunidades donde la relación entre los dos socios es muy difícil, como es el caso de Madrid, y otras, donde no lo siendo, por ejemplo en Castilla y León, su vicepresidente, Francisco Igea, no cuenta con el respaldo de Inés Arrimadas.
Y el PSOE allí está intentando una maniobra similar a la de Murcia, pero fuentes próximas a Igea han asegurado que no es extrapolable: "Murcia Es Murcia, con otra aritmética y otras variables locales y autonómicas", han dicho.
Están tranquilos en ese sentido e insisten en que a pesar de las evidentes diferencias entre Arrimadas e Igea, la coalición en Castilla y León funciona bien y no ha habido tensiones como en Murcia, donde la relación empeoró a cuenta de las vacunaciones de cargos del PP saltándose la cola o por las presiones de Vox con el pin parental -Castilla y León es la única comunidad en la que PP y Cs gobiernan juntos sin depender del partido de Santiago Abascal).
Sobre la Comunidad de Madrid sí hay una espada de Damocles casi desde el principio debido a esa mala relación que mantienen la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, y su vicepresidente de Cs, Ignacio Aguado, con continuos encontronazos, sobre todo debido a la gestión de la pandemia, y la presión que mete también Vox, que no descarta que esa operación se pueda gestar también en Madrid.
Los socialistas madrileños llevan meses trabajando en ese cambio pero no muy abiertamente y también Más Madrid, ya que para que prospere esa moción de censura se necesitaría a Cs y a la formación de Íñigo Errejón.
Pese a que las alarmas de ruptura han saltado en muchas ocasiones en Madrid por la acumulación de desplantes y desavenencias entre los dos socios, Aguado ha cerrado hasta ahora esa puerta, aunque Ayuso sí barajó en un momento dado convocar elecciones anticipadas.
La presidenta madrileña está ahora a la espera de conocer la posición de Arrimadas, que ha sido quien ha decidido la moción de Murcia porque, según avisan fuentes de su Ejecutivo, los tiempos son clave puesto que un adelanto electoral frenaría la posibilidad de plantear una moción, pero si hay una moción registrada ya no habría posibilidad de convocar comicios.
Justo lo contrario de lo que pasa en el Ayuntamiento de la capital donde ni de lejos existe un peligro de ruptura porque José Luis Martínez Almeida y Begoña Villacís "están trabajando muy bien", han reconocido fuentes naranjas.
Andalucía es también una balsa de aceite y la sintonía llega hasta tal punto que el vicepresidente de la Junta, Juan Marín (Cs), no descartó concurrir con el PP en coalición a las próximas autonómicas, el año que viene, algo que no gustó a Arrimadas y que lo desechó por completo.
Hace un mes la líder naranja visitó Sevilla, donde constató la solidez de la coalición a pesar de tener también allí la amenaza constante de Vox con el pin parental, que ya ha dejado claro que no apoyarán nada si no lo aprueban, poniendo en riesgo así la gobernabilidad.
En todo caso, la operación murciana, orquestada desde el PSOE por el secretario de Organización, José Luis Ábalos, el responsable de las relaciones entre el Gobierno y el partido, Santos Cerdán, y el secretario general de Moncloa, Félix Bolaños, puede que se extienda a otros territorios porque, tal como ha advertido la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, el PP debe acostumbrarse a una fórmula democrática como las mociones de censura, que lo que buscan es solucionar los problemas de los ciudadanos.