No nos visiten tanto

Viajar y la fotografía son mis dos grandes pasiones. Disfruto en cualquier lugar que me enseñe algo nuevo, que me haga respirar nuevos aires, o me haga sentir sensaciones nuevas. Se me acerca la fecha de mi próxima escapada, esta vez a Ámsterdam, y buscando algo de información por Internet acerca de la ciudad, me topé con un artículo de un diario hablando de una campaña de su ayuntamiento que me sorprendió, denominada “No nos visiten tanto, por favor.”, y un concepto desconocido para mí: “Síndrome del parque temático”. Ciertamente, la aglomeración de personas es algo que empieza a preocupar a las ciudades o zonas con gran atractivo turístico, que incluso empieza a provocar cierta animadversión en los oriundos de esos lugares. Tengo en mi retina experiencias cercanas como Barcelona, Islas Cíes, o todo el centro de Málaga, por ejemplo. Fueron experiencias de todo, menos cómodas. JAÉN tiene un gran potencial en cuanto a patrimonio monumental; sólo Granada nos supera en Andalucía en bienes inmuebles registrados de interés cultural, y vamos a la par de Córdoba. A esto podríamos añadir infinidad de argumentos: inmateriales, naturales, de carácter idiosincrático, para conseguir potenciar esta industria del turismo que tanto nos podría aportar, y que tanto tiene aún por hacer en nuestra provincia. Curiosamente, este retraso nos puede dar una ventaja competitiva en la actualidad frente a otras ofertas turísticas, pudiendo aprender ahora del error de los demás, y diseñar un crecimiento ordenado y con calidad del sector. No quiero ver Úbeda y Baeza con sus calles atestadas de terrazas y visitantes, sin poder apenas andar y disfrutar de su patrimonio. Tampoco me gustaría pasar un fin de semana en Cazorla, oír la berrea (cosa más simple y a la vez tan espectacular), y no poder tomar una fotografía de sus paisajes sin que aparezca el ser humano. La provincia de JAÉN, como nuestro lema mas conocido reza, es un “Paraíso interior”, con la suerte de ser atemporal, de poder ser disfrutado durante todo el año, con tanta diversidad en sus noventa y siete pueblos, que difícilmente podrá ser nunca terminada de conocer. Diseñemos nuestro futuro. Por desgracia, pero también por suerte en este sentido, estamos a tiempo. Hagámonos atractivos culturalmente, formémonos más como profesionales, vendámonos como destino, pero con calidad. Ahora quizás más que nunca, es nuestra hora. No es necesario que nos visiten tanto, pero quien nos visite, nos aprecie y nos venda.