Dos caídas en las dos primeras etapas del asalto a su tercer Tour de Francia y 48 segundos cedidos en la meta de Cherburgo. Alberto Contador no tiene suerte en la ronda gala, la carrera que eligió para sustentar su palmarés y donde parece tener un gafe.
El ciclista del Tinkoff se vio este domingo implicado en una caída cuando se habían disputado 60 kilómetros desde que la segunda etapa salió de Saint-Lô. Rodaba detrás del alemán Toni Martin, a quien se le fue el guía de su bici, quizá por falta de concentración después de que, como había confesado en la meta, no durmiera muy bien por ver el partido de la selección de anoche de su país en la Eurocopa contra Alemania.
El madrileño se golpeó esta vez en la pierna izquierda, que había quedado totalmente ilesa de la caída de la víspera, cuando a falta de unos 80 kilómetros para la meta de la primera etapa en Utah Beach su rueda delantera deslizó y se estrelló contra el bordillo de una isleta de la carretera, que le dejó magullado todo el costado derecho.
Visiblemente mermado, el español no pudo aguantar el ritmo de los mejores cuando el pelotón aceleró en el puerto de tercera categoría de La Glaciere, cuya cima estaba situada a pocos metros de la meta de Cherburgo.
En apenas dos días, Contador afronta con casi un minuto de retraso el asalto al Tour con respecto a sus dos grandes rivales, el británico Chris Froome y el colombiano Nairo Quintana.
"He luchado para perder el menor tiempo posible, pero me he dejado unos segundos muy importantes", dijo el de Pinto, mucho más pesimista en la meta de Cherburgo que el día antes en Utah Beach.
Contador ya sabe lo que es darse de bruces contra la mala suerte en el Tour de Francia, una carrera con la que mantiene una relación muy peculiar.
El año pasado, en la primera etapa alpina, el ciclista se cayó en el descenso del Col d'Allos y perdió algo del tiempo en la general. En su intento de encadenar Giro y Tour, esa caída no fue definitiva, pero el madrileño no entró en la lucha por el amarillo final y acabó quinto en la general.
Tuvo mejor suerte que el año anterior, cuando la espectacular caída que sufrió bajando el Petit Ballon le obligó a abandonar en el año en el que esperaba regresar a lo más alto, en una edición en la que el británico Chris Froome también se vio obligado a abandonar por las caídas cuando defendía el título.
El año anterior, Contador también se cayó en la primera etapa del Tour, con final en Bastia, aunque no perdió nada de tiempo. Ese año, el madrileño acabó cuarto en la general.
También se cayó en la primera etapa del Tour de 2011, en el Mont des Alouettes, pero entonces el pinteño se dejó 1.20 en la meta, una rémora que arrastró hasta el final de la edición en la que fue quinto en la clasificación final.
Cuando no ha sido las caídas, Contador ha tenido que afrontar otros problemas en la ronda gala.
Salvo en su debut en 2005, en el que fue trigésimo primero, en todas sus participaciones ha habido incidentes extradeportivos, caídas, desencuentros con el público o polémicas.
En 2006, cuando iba a participar en la ronda gala con los colores del Liberty, se vio salpicado por la Operación Puerto, que estalló unas semanas antes en España y que obligó a toda su formación a abandonar la carrera antes del inicio en Estrasburgo.
Al año siguiente, con el equipo Discovery, ganó su primer Tour de Francia en medio del escándalo provocado por la retirada del danés Michael Rasmussen por las sospechas de dopaje que pesaban sobre él. Fue una de las ediciones más convulsas del Tour de Francia.
En 2008, Contador no pudo pasear su dorsal número 1 por las carreteras francesas, porque la organización declaró "no deseable" al equipo Astana, por el que había fichado el madrileño.
El retorno se produjo en 2009 y con los mismos colores, pero lo que podía haber sido un Tour tranquilo para el madrileño se convirtió en un calvario porque tuvo que compartir maillot con el estadounidense Lance Armstrong, que había decidido regresar a la competición cuatro años después del último de sus siete triunfos.
Tras continuos choques con el tejano, duros cruces de declaraciones y desplantes, Contador acabó logrando su segunda victoria en el Tour, pero confesó que la prueba le había exigido llegar a los límites de su esfuerzo.
El Tour de 2010, que ganó en la carretera, lo perdió en los despachos tras haber dado positivo por clembuterol, lo que le obligó, además, a perderse la edición de 2012.