Las manifestaciones en favor de la sanidad pública y contra el desmantelamiento que lleva a cabo el PP de Moreno Bonilla son un clamor en cada una de las provincias andaluzas. Cuando el río suena, agua lleva. Es un refrán muy antiguo que denota que estamos asistiendo en Andalucía a un problema sanitario de incalculables consecuencias. Hoy es muy fácil ver en los centros médicos y hospitales privados usuarios de la Seguridad Social atendidos por médicos privados, enfermos remitidos por el propio SAS para que sean atendidos. ¿Por qué pasa esto? Muy fácil. Cuando tú en tu casa tienes carencias porque las has dejado de atender, es decir, cuando te faltan médicos y ATS y las consultas están con médicos de guardia y los hospitales no dan abasto para atender la alta demanda; unido al cierre de plantas enteras y camas, el resultado final es un desastre y una deficiente y nefasta atención sanitaria. Y es entonces cuando se remiten a los usuarios a la sanidad privada engordando el coste económico que ello conlleva y que sale de los impuestos de todos los andaluces. Esto es dejar morir a la sanidad pública.
La realidad es que la calle arde en contra del presidente de la Junta de Andalucía. Y se lo está ganando a pulso. No es normal que numerosas mareas en defensa de la sanidad pública salgan a la calle en cada provincia y el señor Bonilla saque a su consejera para decir que la sanidad está muy bien, que no falta de nada y que lo que los sindicatos demandan es una quimera. Vamos por Dios. Si todo el mundo lo ve. Hoy si quieres ir a tu médico de cabecera, entras en la aplicación de Salud y solicita la visita. Se abre un almanaque donde tienes los días en los que te atenderá. Si es un lunes, por ejemplo 24 de febrero, te aparece que la primera asistencia es para el 5 de marzo o, si lo prefieres, puedes optar al comodín de la llamada. Es decir, no solo no te atiende en persona, sino que se limita a llamarte para ver qué es lo que quieres. ¡Vaya asistencia!. Así cómo me va a auscultar o ver si tengo algún problema, ¿por teléfono? Al final solo queda la asistencia para que te amplíe las medicinas que te van faltando y poco más.
Y la madre del cordero está en las operaciones. Si tienes un problema, primero verás a la médica de cabecera. Luego te mandará al especialista con una espera de unos dos o tres meses en el mejor de los casos. Una vez que te vea (si no te has muerto antes), si la dolencia es para operación, te dirá que ya te llamarán. La espera será más o menos de un año. Yo tengo una amiga que lleva desde septiembre de 2024 con una dolencia de espalda y después de hacerse todas las pruebas habidas y por haber, la solución será intervenirla para corregir las vértebras L-4 y L-5, que las tiene destrozadas. Está pasando las ducas y las canutas y está en su casa a base de medicamentos que le alivien el dolor y antiinflamatorios, con un corsé con hierros y sin poder moverse, excepto en silla de ruedas o un taca taca. Hinchada de medicación, la pobre. Y harta de dolores sin poder hacer vida normal.
Le han dicho el pasado enero, que fue cuando tuvo una consulta con los traumatólogos después de varios meses de espera, que tendrá que esperar más o menos un año para ser operada: ¡esto es sanidad eficiente y pública o esto es una burrada! Señor Moreno Bonilla, baje a la arena, baje de su nube, deje a Feijoo y gobierne Andalucía como se merece. ¿Es que usted no se entera de lo que pasa o está usted sordo como una tapia para lo que no le interesa?
Mientras, miles de personas salían a las calles de Andalucía para exigir la defensa de la sanidad pública, desde los despachos de la Junta se respira una preocupante indiferencia. Las políticas de Moreno Bonilla están dejando en manos de empresas privadas lo que debería ser un derecho universal, y las cifras lo confirman: listas de espera que superan los 15 días para una cita en Atención Primaria y demoras que afectan a más de un millón de personas. Este panorama es el resultado directo de un modelo que prioriza el beneficio económico de las clínicas privadas sobre el bienestar colectivo.
Los recortes y la falta de inversión están pasando factura. La Atención Primaria, que debería ser la columna vertebral del sistema sanitario, está asfixiada. Los y las profesionales trabajan en condiciones precarias, atrapados en tareas burocráticas y sin recursos suficientes para atender a la población. No es solo una cuestión de negligencia política; es una estrategia deliberada para debilitar lo público y justificar su sustitución por lo privado. (FUENTE: Spanish Revolution; es un grupo de personas que se reúnen para seguir reivindicando la dignidad y la conciencia política y social).
Y una última cosa. Ciudadano, cuando vaya a un centro de salud o a un hospital, no la tome con los sanitarios, no los agreda, no los insulte, ellos hacen lo que pueden. La culpa no es de ellos, la culpa es del señor Moreno Bonilla y su Gobierno. Reclame, haga reclamaciones, rellene formularios, quéjese, pero no lo pague con quienes tienen menos culpa y además no pueden hacer más de lo que hacen. Están desbordados y aun así nos atienden lo mejor que saben y pueden. Ellos no tienen la culpa. Por favor, ya está bien de todas las culpas a los que nos atienden. Acudan a las manifestaciones y protesten. Solo así podremos revertir esta situación. Pero las protestas no a los sanitarios, por favor. Gracias.