Vienes de familia de artistas, sin embargo decidiste cambiar el pincel de tu padre por la cámara de fotos. ¿Qué te atrajo del mundo de la fotografía?
Sí, de pequeño me crié entre pinceles, aunque no tengo destreza ni habilidades para la pintura, pero sí que he heredado de alguna forma la inquietud por crear imágenes. Cuando eres joven nunca sabes a qué te vas a dedicar, pero mi padre vio en el momento justo que hacía bastantes fotos a mis amigos, patinando, retratos etc… y vio que podía entrar en la Escuela de Imagen y Sonido en La Granja. Una vez estudiando, tuve claro que quería ser fotógrafo .
¿Cuál fue tu primera cámara?
Mi primera cámara, sin yo saberlo, fue mi habitación, y es que resulta que la persiana de mi cuarto tenía un agujero y cuando la cerraba entera, ese agujero hacía de cámara estenopeica. Ahí pasaba las horas viendo proyectada la calle en mi pared, sin saber que eso era el principio de cámara oscura. Ya luego de joven, y estudiando Imagen y Sonido, mi padre me dejó una Yasica MAT 124 de medio formato 6x6 que aún tengo y utilizo.
¿Cuáles son tus referentes?
Mis referentes cuando empecé fueron como todos, los retratos de Richard Avedon, la técnica impecable del blanco y negro Ansel Adams, el instante decisivo de Cartier Bresson, etc… Actualmente mis referentes son mis compañeros a los que admiro como Emilio Morennatti, Marcelo del Pozo, Paco Puentes, Esteban Pérez , Kiki y un largo etcétera, compañeros que son grandísimos fotógrafos
Empezaste muy joven en el mundo del fotoperiodismo. ¿Qué te llevó a trabajar en prensa?
Yo siempre cuento que fue el destino el que me hizo acabar con una cámara en un periódico, ya que cuando aún estudiaba imagen en La Granja, mi idea era hacerme fotógrafo comercial, es decir fotógrafia de productos, moda etcétera. Hasta que un día vi cerca de mi casa que el tren se había detenido completamente y como llevaba siempre mi cámara encima fui e hice fotos de lo que parecía un atropello (luego resultó ser un suicidio). Así que pensé que me darían una pasta por las fotos en los periódicos, ya que estaba solo allí. Las llevé al Diario de Jerez y en vez de pagarme, me dieron dos carretes de fotos y me pidieron el currículum para echar las practicas en verano, y así fue como empecé a trabajar y vivir de esto. Eso fue en el año 2000, así que ya llevo 20 años de profesión.
¿Cómo valoras actualmente el estado de la profesión periodística y en concreto, la de fotógrafo?
Más que una profesión, para mí esto es un modo de vida, ya que la mayoría, sobre todo los freelance, tenemos que compaginarlo con otros ingresos, ya sean bodas o trabajos comerciales. Pero creo que es el trabajo más bonito del mundo y más vocacional.
Tú, de todas maneras, has sabido actualizarte e incorporas habitualmente en tus reportajes el vídeo. ¿Es fundamental en los tiempos que corren, verdad?
Bueno, el vídeo en periódicos digitales se demanda últimamente bastante. Yo, como estudié Imagen y Sonido, tenía formación a la hora de editar. Sólo tuve que reciclarme con los nuevos programas de edición, pero no fue hasta que me fijé en los trabajos multimedia que premiaban el World Press Photo cuando empecé a utilizar el video con un lenguaje más parecido al documental para hacer piezas de vídeo con los reportajes.
Eres una persona muy creativa. Proyectos Presencia y Salitre, Retratos de Usera, Flamenco en Plata, Caleidos-Cádiz, el homenaje efímero a Rosa de La Plazuela junto a El Hormiguero... Imagino que cada uno será especial y tendrá un significado distinto para ti.
Sí, cada trabajo es un proyecto personal que queda muy lejos de mi trabajo diario como fotoperiodista, pero precisamente es una necesidad que tengo muchas veces de hacer cosas fuera de la realidad absoluta que requiere la fotografía de prensa. Creo que es esa la inquietud heredada de mi abuelo y mi padre como artistas plásticos.
Para terminar: ¿qué foto que aún no has podido hacer te gustaría plasmar?
Actualmente no tengo en mente ninguna foto especial ni proyecto personal que quiera realizar pero, cuando surgen, me dejo llevar por completo hasta verlos realizados. Pero en mi trabajo como fotoperiodista lo que sí me gustaría es fotografiar que hemos vuelto a la normalidad de antes del Covid-19.
