La semana pasada tuvimos que ver cómo el Equipo de Gobierno del Partido Popular con Ciudadanos devolvía a la vida el Impuesto de Plusvalías, ese impuesto que convierte al Ayuntamiento en comisionista de las operaciones de compraventa de inmuebles y de las herencias. Hay pocas ocasiones en las que un partido político se retrata en el pleno con consecuencias reales y ésta fue una de ellas. La plusvalía municipal es un impuesto anulado por los tribunales que Germán Beardo ha decidido reimplantar en nuestro municipio.
La Ley define la plusvalía municipal como un impuesto voluntario, el consistorio decide si quiere cobrarlo o no, y la nulidad declarada por el Tribunal Constitucional colocó a nuestro Ayuntamiento ante la oportunidad de aceptar esa nulidad o acogerse al al Real Decreto del presidente socialista Sánchez y devolverlo a la vida. Por desgracia, el Partido Popular y Ciudadanos ha decidido junto a la izquierda de esta localidad volver a cobrar la plusvalía a los portuenses, eligiendo además el tipo máximo.
Hay mucha demagogia y lavado de cerebro a los ciudadanos sobre el pago de los impuestos. Lo fundamental es saber qué se paga con los impuestos, a dónde van esas partidas económicas conformadas con nuestros dineros. En nuestro caso, ya que el Partido Popular sigue sin presentar los presupuestos, van a las mismas partidas que en su día decidió el equipo de gobierno anterior, el de partido socialista con izquierda unida. A pesar de los altos impuestos que pagamos, los portuenses seguimos viendo como el centro se cae y las calles no reciben el mantenimiento adecuado. Y esto es Beardo no está invirtiendo el dinero en mejorar la ciudad, sino que la incapacidad de su equipo de sacar los presupuestos adelante impide realizar inversiones en la ciudad.
¿Dónde va por tanto el dinero que todos pagamos? Pues según la última liquidación aprobada y las noticias que llegan de las que está pendientes, todos los años que el Partido Popular lleva gobernando junto al socio mudito de ciudadanos acumulan millones de euros en una cuenta bancaria cerrada con siete candados cuya llave, la Concejal de Hacienda no acierta a encontrar, para revertirlos en beneficio de la ciudad. Esa es la realidad de nuestro Ayuntamiento, se devuelve al tipo máximo un impuesto, con el único voto en contra de Vox mientras se acumulan mas de ochenta millones de euros en una cuenta que no se acierta a desbloquear.
La situación de la gestión municipal es de encefalograma plano. No hay impulso desde el Ayuntamiento, y las inversiones necesarias para la transformación de la ciudad siguen esperando. Para Pozos Dulces, el Equipo de Gobierno sólo ha planteado la muerte definitiva del proyecto con el entierro de muchos millones de euros que habrá que devolver aunque no se nos ha dicho cómo. La estación de autobuses se ha rebajado a apeadero pero aún así tampoco se inicia. El arreglo de la margen derecha del río tampoco avanza aunque el dinero viene de Europa, y el tanque de tormenta que aliviará la barriada de la playa también va con retraso por la escalada de precios que ha obligado a presupuestar al alza el coste de la obra.
Por tanto, con dinero pero sin presupuestos y sin ideas, este Partido Popular encara el final del mandato con pocas medallas en el bolsillo. Que nuestro ayuntamiento hubiera sido “Plusvalía Free” podría haber sido al menos un mérito que presentar ante un electorado que valora la reducción de impuestos como un método de reactivar la economía. Sin embargo, nuestros ciudadanos seguirán
pagando la plusvalía mas alta de las posibles cada vez de vendan o hereden un inmueble. Gracias por nada, señor Beardo.