En la élite de la vela de alto nivel, cuatro entrenadores andaluces desempeñan un papel clave en la preparación de regatistas olímpicos de diferentes países. Jaime Andrés lidera el equipo femenino checo, Borja Carracedo trabaja con el equipo masculino austriaco, y Pedro Pascual entrena a la selección femenina de Estados Unidos. Entre ellos, Juan Manuel Moreno se ha consolidado como el entrenador del equipo olímpico masculino estadounidense, dedicándose por completo a su desarrollo. En esta entrevista, conocemos más sobre su trayectoria, su metodología de trabajo y sus aspiraciones de cara a los próximos Juegos Olímpicos.
Juan Manuel Moreno inició su vínculo con el equipo en el año 2016, cuando conoció a Pedro Pascual. Ambos entrenaban por su cuenta en El Puerto de Santa María, y Moreno decidió ayudar a Pascual, quien en aquel entonces se preparaba para representar a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. La juventud e inexperiencia de Pascual lo motivaron a brindarle su apoyo con el objetivo de que alcanzara un nivel competitivo similar al suyo, logrando así entrenamientos de calidad en ausencia de otros rivales en la zona.
Gracias a esta colaboración, Pascual mejoró rápidamente, y Moreno asumió el rol de su entrenador para las Olimpiadas. A pesar de no poder acompañarlo presencialmente en Río debido a cuestiones burocráticas, le brindó asistencia remota durante la competición. Desde entonces, se ha dedicado por completo a su labor como entrenador del equipo olímpico estadounidense, ahora con dos deportistas bajo su dirección.
Para Moreno, este trabajo requiere una entrega absoluta, “en un equipo que aspira a medallas, la clave es adelantarse a la competencia y diferenciarse en la preparación”. Aunque también gestiona su empresa de alquiler y venta de embarcaciones, su rol como entrenador absorbe la mayor parte de su tiempo y energía.
Adaptarse a la metodología de trabajo estadounidense fue un reto al principio. A diferencia del enfoque europeo, “los estadounidenses establecen objetivos a medio y largo plazo sin cuestionar las estrategias en el proceso, pero si los resultados no se cumplen, las decisiones pueden ser drásticas”. Moreno encuentra esta dinámica muy eficiente y, gracias a los buenos resultados obtenidos, ha ido ganando mayor autonomía en su labor. Además, sus deportistas se han adaptado bien a su método de trabajo y a la rutina de entrenar en Europa, especialmente en Cádiz.
En los Juegos Olímpicos de París, el desempeño del equipo fue positivo a pesar de la incertidumbre generada por la introducción de la tabla iQFOiL. Su pupilo Noah Lyons se mantuvo siempre entre los diez mejores, finalizando en novena posición. Posteriormente, en la reciente competición celebrada en El Puerto de Santa María, los iQFOil Games Cádiz 2025, Lyons mostró una notable madurez, terminando entre los cuatro primeros, lo que representa un aprendizaje clave de cara a los Juegos de Los Ángeles 2028. Allí, además de la exigencia deportiva, deberá lidiar con la presión extra de competir en su país, “un aspecto en el que ya estamos trabajando”.
Moreno destaca la importancia de la psicología en el alto rendimiento, especialmente en la gestión de la motivación y la presión. “Cada deportista es distinto y el entrenador debe conocerlos en profundidad para aplicar las estrategias adecuadas en cada momento”.
Con el nuevo ciclo olímpico en marcha, el equipo afronta el desafío con gran ilusión y determinación. La meta es clara: “escalar posiciones y empezar a conquistar medallas”. La preparación ya está en marcha con el máximo esfuerzo de todos los integrantes.
A pesar de haber sido competidor, Moreno asegura que no echa de menos la competición. Su pasión y entrega lo llevan a dar el 150% en su labor, y ahora disfruta transmitiendo su conocimiento y experiencia a sus deportistas. Vive las victorias y derrotas con la misma intensidad que cuando estaba sobre la tabla, “lo que me permite afirmar con convicción que mi lugar está ahora en el papel de entrenador, guiando a la nueva generación de talentos hacia el éxito olímpico”.
