No son pocos los jóvenes que, tan razonablemente, seguimos sin encontrar en la política las soluciones que esta debiera proporcionarnos a esta generación que ve, maniatada, cómo sus opciones de futuro se oscurecen día tras día.

Como miembro de esta generación maltratada por crisis económicas, pandemias y por la tan poco mencionada lacra del paro juvenil, a veces me planteo si de verdad existe la alarma social que debiera o si, por el contrario, este país se está olvidando de que seremos nosotros quienes nos quedemos, al fin y al cabo, pagando los platos rotos.

Para asombro de pocos (sí, de pocos), en las últimas jornadas los jóvenes portuenses nos hemos despertado con una noticia que, a mi punto de vista y como miembro de una generación humillada y pisoteada por cada gobierno socialista en nuestra Andalucía, debería ser la gota que colme el vaso: nuestro exalcalde, David de la Encina, podría haber estado cobrando sin ir a trabajar. Lo que faltaba.

Póngase de antemano que soy partidario de que cada uno cobre lo que se gane. Ni más, ni menos. ¿Saben ustedes cuántos jóvenes se levantan cada día para ir a trabajar sin ver un solo euro? Cuántas prácticas se realizan en empresas (de manera voluntaria y sin retribución económica), un sinfín de horas de sacrificio destinadas por los jóvenes para cubrir, en forma de experiencia laboral, la falta de oportunidades que los dirigentes del partido de David de la Encina, el PSOE, durante casi cuarenta años, nos han brindado laboralmente. Literalmente, mi generación ha regalado incontables horas de trabajo solo a cambio de algo de experiencia que nos permita acceder a un trabajo porque los dirigentes socialistas han hundido nuestra provincia en el más absoluto pozo sin fondo del desempleo juvenil. Trabajar sin cobrar.

Para que este señor haya cobrado sin trabajar, ¿cómo puede, el señor David de la Encina, seguir acudiendo, después de esto, a cualquier foro de representación de la sociedad portuense? Qué digo, ¿cómo puede siquiera salir a la calle sin que se le caiga la cara de vergüenza?

No me gusta poner mis palabras en boca de nadie, pero una cosa tengo clara: no hay un solo joven que haya sufrido la humillación de tener que trabajar sin cobrar que no suscriba lo siguiente: ¡Señor David de la Encina, usted debe dimitir!

Alejandro Sosa, presidente de NNGG El Puerto.