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Viernes 19/04/2024  

España

El choque entre Casado y Ayuso protagoniza un año de altibajos para el PP

Casado finalizó 2020 con una ruptura con Vox tras la que ambos partidos han rubricado nuevos pactos y empezó 2021 marcando un nuevo suelo político en Cataluña

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  • Ayuso y Casado en Génova. -

El PP cogió impulso en su camino hacia la Moncloa tras la arrolladora victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones madrileñas de mayo, pero termina el año envuelto en el conflicto interno entre la presidenta madrileña y el líder del partido, Pablo Casado, que amenaza con lastrar a la formación.

Casado finalizó 2020 con una ruptura con Vox tras la que ambos partidos han rubricado nuevos pactos y empezó 2021 marcando un nuevo suelo político en Cataluña, donde el PPC logró tres diputados y fue triplicado por los de Santiago Abascal.

Culpó entonces a las noticias sobre corrupción de la debacle y lanzó la consigna de mantener silencio ante casos que sitúa en el pasado. Anunció además que el PP dejaría su sede de Génova.

Diez meses después no hay signos de mudanza, el PP ha sumado una nueva condena por pagar en negro la reforma de su edificio y se sigue investigando Kitchen, la presunta trama urdida en 2013 desde el Ministerio del Interior para robarle documentación al extesorero Luis Bárcenas. El expresidente Mariano Rajoy ha tenido que dar explicaciones en la comisión de investigación del Congreso.

UNA MOCIÓN FALLIDA QUE TERMINA IMPULSANDO AL PP

Al batacazo catalán que tensionó al partido se le sumó la moción de censura de PSOE y Ciudadanos en la Región de Murcia, que pretendía asentar un nuevo golpe al PP, pero que resultó fallida y se volvió en contra de sus proponentes.

Para tumbar la moción, el PP atrajo a cargos naranjas, en un proceso que aún continúa, y contó también con exdiputados de Vox, mientras que en Madrid Ayuso encontró el motivo para pulsar el botón del adelanto electoral tras meses de tensión con Ciudadanos.

El 4 de mayo la presidenta madrileña obtuvo una victoria inapelable: en solitario y bajo el lema de "Libertad" adelantó a los tres grupos de la izquierda, minimizó el peso de Vox y borró del mapa a Ciudadanos.

En su campaña despuntaron ya las primeras tensiones internas en el PP, que más de medio año después perviven en un conflicto que se ha enconado entre Díaz Ayuso y Génova.

LA CANDIDATURA DE AYUSO INCOMODA A GÉNOVA

La victoria en Madrid llevó a los populares a encabezar los sondeos privados y a una sensación de cambio de ciclo imparable, pero en septiembre Ayuso anunció que presentaría candidatura para presidir el PP de Madrid y la incomodidad empezó a aflorar.

El anuncio no gustó en Génova, donde lo vieron extemporáneo porque coincidía con la Convención Nacional del PP. Además -según aseguraron algunas voces del partido- suponía saltarse el pacto que habían hecho Casado y Ayuso cuando este avisó a la presidenta de que no debía entrar en el terreno del PP de Madrid. Fue visto como una deslealtad.

Casado introdujo en la terna al alcalde de Madrid y portavoz nacional, José Luis Martínez-Almeida. Y la presidenta hizo patente que no daría marcha atrás.

Fue entonces cuando entró en juego la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, que alineada con Ayuso, puso un extra de picante al criticar a los "chiquilicuatres" de Génova.

Tanto se disparó la tensión que Díaz Ayuso usó su intervención en la Convención Nacional para negar que tuviera pretensiones de un salto nacional, en una suerte de tregua que apenas duró un mes.

GUERRA DE TITULARES

El choque resurgió con fuerzas renovadas cuando Ayuso reclamó que el congreso del PP madrileño fuese cuanto antes. Además, a Génova llegaron avisos de una posible querella contra la dirección del partido en Madrid.

Las filtraciones se desataron y trascendió por ejemplo que Ayuso había bloqueado al número dos Teodoro García Egea en WhatsApp. Al ruido se sumó en noviembre el libro de la exportavoz parlamentaria Cayetana Álvarez de Toledo, que califica a Casado de "veleta" y "bienqueda" con miedo.

La bronca contaminó el congreso del PP de Andalucía, donde Casado, que había intentado sortear el cara a cara, enarboló un basta ya cuando sostuvo que en el partido no cabían los personalismos.

EL CHOQUE INTERNO EMPIEZA A PASAR FACTURA

La presidenta madrileña y el líder del PP, que presumían de amistad, estuvieron más de 40 días sin coincidir en público. Crecieron las voces que afeaban un choque librado bajo los focos y donde, apuntan varias fuentes, está en juego el liderazgo de Casado.

Entre las múltiples lecturas, hay quien cree que queda en evidencia la debilidad del líder, temeroso ante la popularidad de Ayuso, y quien sostiene en cambio que Casado debe mantener su firmeza frente al desafío lanzado por la presidenta.

La mayoría coincide en que la solución no parece cercana. Incluso la cancelación de cenas masivas de Navidad por parte del partido ante el incremento de los contagios de covid-19 ha sido caballo de batalla.

Vox también ha metido baza en el conflicto interno, al apoyar los presupuestos de Díaz Ayuso, pero no los de Juanma Moreno en Andalucía o Martínez-Almeida en la capital.

Entre tanto, Casado ha endurecido su oposición contra el Ejecutivo para demostrar el peso de su liderazgo y la consigna es subir el tono, aunque fuentes internas lo vinculan al pulso que mantiene con Ayuso.

Y es que en las últimas semanas, el PP ha visto cómo retrocedía en algunos de los sondeos privados que le auguraban una mayoría absoluta junto a Vox y el CIS sigue sin colocarle en cabeza.

Con estos mimbres, el PP se enfrenta ahora a una nueva cita electoral con comicios adelantados el 13 de febrero en Castilla y León, donde Alfonso Fernández Mañueco busca emular la victoria de Ayuso en Madrid tras romper con Ciudadanos entre acusaciones de deslealtad.

Será la primera prueba de fuego de un año en el que también habrá urnas en Andalucía, donde Moreno Bonilla tiene intención sin embargo de agotar la legislatura.

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