Se trata, según el Ministerio de Agricultura de Alemania, de pruebas efectuadas a tres gallinas procedentes de Renania del Norte-Westfalia (oeste del país) en cuyo tejido adiposo se localizó una tasa de dioxinas de 4,99 picogramos por gramo (pg/g), cuando el máximo permitido es de 2 picogramos (billonésima parte de un gramo).
“La carne no se estaba vendiendo. Los animales fueron sacrificados y sus cuerpos incinerados”, aclaró un portavoz.
En el resto de análisis, otras tres explotaciones de gallinas dieron tasas por debajo de los 2 picogramos por gramo, igual tres de pavos, mientras que en seis granjas de cerdos se registraron resultados inferiores a 1 picogramo por gramo.
La confirmación del ministerio se produjo pocas horas después de que la revista Focus adelantara los resultados.