Josefina Cruz, la consejera de Obras Públicas y Vivienda, se rodeó ayer de todo su equipo, político y técnico, para presentar los proyectos de las tres nuevas líneas de Metro de Sevilla, que apenas han sufrido modificaciones desde que se comenzó a redactar el documento de ejecución, que se presentará próximamente a las empresas constructoras y a las entidades financieras para tantear su disponibilidad.
“He llamado al alcalde pero no estaba en el despacho”, se excusaba Cruz para mostrarse segura de que el Ayuntamiento finalmente irá “de la mano” de la Junta para solicitar al Gobierno central que asuma la parte proporcional que ha invertido en otros metros del país, el 33% del total de la inversión, 3.679 millones de euros, aunque la línea 3 ascenderá a 1.179.
La negativa a esta propuesta venía del portavoz del equipo de Gobierno, Francisco Pérez, que restaba credibilidad a unos proyectos, que consideraba “electoralistas”, presentados por una consejera “con complejo de culpa al pensar que no lo va a sacar adelante”, haciendo referencia a un breve comentario de Cruz sobre los que ejecutarán el proyecto y supervisarán. “Bueno, yo no, el que esté”.
No en solitario
Cruz dejó claro que la Junta no puede asumir el coste de la Línea 3 en solitario, como hizo en su momento con la 1, y consideró básico un acuerdo político para que la licitación se inicie en 2012 y se comiencen las obras, asumiendo que es posible el retraso si no hay consenso.
Sí apuntó que el Banco Europeo de Inversiones considera interesante por su rentabilidad su participación en esta infraestructuras, aunque el viceconsejero, José Salguiero, reconoció que es un préstamo “que hay que devolver” y que en estos momentos facilitaría la ejecución.
La Junta mantiene su prioridad por comenzar con la Línea 3 por su efectividad más inmediata (conexión con la 1, Metrocentro y Cercanías en el Prado), por la población servida (el 45% del total), la rentabilidad (casi cubre los gastos de explotación) y por su rápida puesta en marcha, ya que el primer tramo entre Pino Montano y el Prado estaría en funcionamiento en 2017, con la puesta en servicio de toda la línea en 2020, conectando los hospitales Virgen Macarena y Rocío, además de las universidades.
En resto de líneas y sus posibles ampliaciones dependerán de los acuerdos políticos y de la financiación, aunque en su mayor parte se ejecutarán por sistemas de pantallas, más rápidos que la tuneladora para los soterrados