Los visitantes madrileños empiezan a ser vistos en otros puntos de España con recelo e incluso con cierta hostilidad por el efecto que sus desplazamientos puedan tener en la propagación del coronavirus, y hay muchos que alzan la voz para pedir que se vuelvan a casa o que cierren la Comunidad de Madrid. Uno de los más duros ha sido el presidente de Les Corts valencianas, Enric Morera, quien les culpa de estar "exportando el virus" por su llegada a las localidades costeras, donde hay muchos que tienen casa de veraneo, y ha instado a cerrar la comunidad madrileña. Madrid, el principal foco del COVID-19, empieza a ser percibida en el resto del país como un sujeto a confinar sin contemplaciones, y dirigentes políticos como Morena ven "una irresponsabilidad" que los madrileños se estén desplazando a otros lugares del territorio nacional ignorando las recomendaciones de no viajar.
En Murcia, tras detectar que los nuevos infectados proceden de Madrid, el Gobierno de Fernando López Miras ha decretado el confinamiento en el litoral, lo que afecta a una población de 376.000 personas. "Lo que eran llamadas al sentido común y a la responsabilidad ahora se tienen que convertir en medidas mas drásticas", ha justificado López Miras, acusando directamente a los centenares de madrileños que tienen una segunda residencia en los municipios costeros y que se han desplazado hasta aquí, una imagen "lamentable", ha dicho, que no se puede permitir. Aprovechando el cierre de los colegios y las facilidades para teletrabajar, muchos madrileños han hecho la maleta estos días para viajar a sus habituales lugares de vacaciones, sobre todo en la costa de la Comunidad de Valencia y Murcia, lo que ha generado un enfado generalizado en esos destinos turísticos. No solo hay enojo entre dirigentes políticos, también Twitter se ha llenado de mensajes criticando estos desplazamientos, acusando a los visitantes de Madrid de "incivilizados", "inconscientes" o de poner "en peligro" a otras poblaciones.
Sin señalar directamente a Madrid, la presidenta balear, Francina Armengol, ve recomendable que no visiten las islas personas procedentes de lugares donde hay muchos infectados y por eso mañana, durante la Conferencia de presidentes telemática, pedirá a Pedro Sánchez que sea estricto con las llegadas a Baleares, aunque es probable que el Ejecutivo adopte medidas restrictivas en ese sentido al amparo de la declaración del estado de alarma. También desde Castilla La Mancha se ha pedido a los madrileños que "extremen la prudencia y la precaución" tras constatar que están viniendo "en masa" a muchos pueblos pequeños. "Esto no son quince días de vacaciones para nadie, ni para los que vienen de Madrid", ha recalcado la portavoz del Gobierno autonómico, Blanca Fernández. Preocupación también en alguna localidad gallega, como Fisterra (A Coruña), por la "avalancha inminente de gente de fuera", sobre todo madrileños. "Lo normal en estos casos es no dejar salir a la gente de donde está", ha lamentado su alcalde, José Marcote, refiriéndose a Madrid. Varios ediles de la provincia de Zamora, con una población muy envejecida, están alarmados por el regreso en las últimas horas de oriundos de estas localidades que emigraron a Madrid y han llamado a la responsabilidad de éstos. "No son unas vacaciones", y es de conciencia y de lógica que los quince días de paralización de servicios se pasen en el domicilio propio y no en los pueblos, ha afirmado la alcaldesa de San Vitero, Vanesa Mezquita. El País Vasco, otro destino turístico, pero en este caso el segundo foco del COVID-19, no teme llegadas masivas de visitantes en ninguna de las tres provincias porque lo que se está produciendo son cancelaciones de viajes y reservas hoteleras y, "en todo caso, el flujo sería de salida", han apuntado sus autoridades.
También los municipios turísticos de la costa de Cádiz han comenzado a notar la llegada de personas y familias especialmente de Madrid, que han decidido trasladarse a sus casas de veraneo en estas localidades para pasar la cuarentena o alejarse de focos de contagio del coronavirus. El Puerto de Santa María, Chipiona, Chiclana de la Frontera o Conil de la Frontera son algunos de estos municipios de la costa de Cádiz en los que muchos residentes de fuera de la provincia y de la comunidad tienen una segunda vivienda para pasar sus vacaciones. Los ayuntamientos gaditanos afectados no han tomado ninguna medida especial de momento, salvo hacer extensible las recomendaciones generales a todos los vecinos. "No son dos semanas de vacaciones", ha alertado este viernes Juan Bermúdez el alcalde de Conil a la población de la localidad, los residentes permanentes y los temporales, insistiendo en que hay que evitar "el contacto" y la asistencia a zonas de ocio y guardar todas las medidas sanitarias que han sido recomendadas para afrontar el coronavirus.