El conseller de Interior, Miquel Buch, ha desatado este lunes la polémica al acusar al Gobierno del Estado de mala fe por haber entregado a Cataluña una partida de 1.714.000 mascarillas.
La cifra, ha denunciado el conseller de JxCat en la rueda de prensa del Govern, recuerda al 1714, año de la caída de la ciudad de Barcelona a manos de las tropas borbónicas en la Guerra de Sucesión, que se conmemora cada 11 de septiembre en Cataluña.
Buch ha atribuido intencionalidad política a ese envío: "Es una cifra simbólica para Cataluña, pero también es un cifra nefasta. Quiero enviar un mensaje al Gobierno de España: así tampoco. Si a alguien del Gobierno de España se le ocurre que la próxima cifra de mascarillas, o de test, o de lo que sea tenga que ver con el 1939 y, por lo tanto, nos dan 1.939.000 mascarillas, no se lo permitiremos. Con la historia de los catalanes no se juega".
El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, ha replicado a Buch que la única prioridad del Gobierno en combatir la pandemia de coronavirus y proteger la vida y la salud de las personas vivan donde vivan: "No estamos en nada más".
En esta línea, la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, ha pedido que antes de buscar responsables entre las distintas administraciones se busquen "complicidades" y ha añadido que las afirmaciones de Buch "no conducen a nada".
Ayer domingo el conseller de Políticas Digitales y Administración Pública, Jordi Puigneró, ya se hizo eco de la simbólica cifra en un tuit, que compartió el expresident y eurodiputado de JxCat, Carles Puigdemont: "No tienen ningún respeto por Cataluña".
El vídeo con las declaraciones de Buch ha empezado a circular por las redes sociales, que se han llenado de comentarios críticos por parte de dirigentes de la oposición en Cataluña e incluso de algún cabeza visible de Esquerra, aliada de JxCat en el Govern.
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, en concreto, se ha mofado de la queja de Buch en Twitter, donde ha compartido el vídeo y ha escrito, en tono de burla: "No. No es el Polònia", en alusión al programa de sátira política semanal que emite TV3.
También la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha hecho alusión a las palabras de Buch, al que ha tachado de "fanático" y ha exigido al ejecutivo catalán una "rectificación".
"La última cosa que necesita una emergencia sanitaria es que haya fanáticos entre los responsables públicos que la tienen que gestionar. Los catalanes y catalanas no nos merecemos pasar esta vergüenza ajena", ha afirmado.
No ha sido la única voz de los comunes en arremeter contra Buch, también su jefe de filas en el Congreso, Jaume Asens, ha salido al paso: "Señor Buch, todos sabemos dónde estaban las izquierdas y las derechas (españolas y catalanas) el año 1939. Ni entonces ni ahora es una guerra de España contra Cataluña. Usted que viene de CiU no debería blanquear la participación franquista de la derecha catalana. Y, como conseller, ser más responsable".
La portavoz de Catalunya en Comú Podem, Jéssica Albiach, ha reprochado a Buch sus palabras: "Conseller, no haga el ridículo".
La líder de Cs, Inés Arrimadas, ha dicho sentir "vergüenza ajena": "Ni siquiera ante una crisis sanitaria sin precedentes que se ha cobrado la vida de 3.538 catalanes los políticos nacionalistas son capaces de aparcar su obsesión identitaria".
Y la líder de Ciudadanos en Cataluña, Lorena Roldán, ha apuntado: "1.714.000 mascarillas. 1.714.000 oportunidades para frenar el contagio. 1.714.000 personas protegidas. Eso es lo que yo veo. Otros, sin embargo, no ven más allá de su sectarismo y su obsesión".
El presidente del PPC, Alejandro Fernández, se ha referido a ello con un escueto e irónico tuit: "Esto no puede estar pasando...".
El diputado del PSC en el Parlament Pol Gibert, por su lado, ha afirmado: "Hay que estar muy mal para hacer pasar tanta vergüenza y ni tan solo ser consciente. En Valencia llegan cada día aviones con material que ha comprado el gobierno autonómico. Aquí no llega ni uno, pero nos quejamos de las mascarillas que envía el Estado mientras lo acusamos de franquista".
El líder de Units per Avançar, Ramon Espadaler, integrado en el grupo del PSC en el Parlament, se ha mostrado "perplejo": "La politización permanente y hasta estos extremos no solo deslegitima a quien la hace, sino que entristece profundamente a millones de ciudadanos que quieren más soluciones que enfrentamientos.