La jefa de sección del servicio de Anestesiología y Reanimación del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHOP), Marina Varela Durán, que es miembro del comité clínico que asesora a la Xunta en la gestión de la pandemia, cree que la tercera ola es la “peor” y que, en consecuencia, hay una preocupación “mayor” y evidente.
Los datos van mejorando pero, en una entrevista con Efe, cuenta que pasaron “dos semanas realmente complicadas” por el impacto de la covid-19 en la presión hospitalaria, tanto en planta como en las unidades de críticos, donde prefiere esperar para hablar de “estabilidad”.
En estos tiempos duros, dice que muchos de los esfuerzos se han concentrado en ayudar a las áreas estructuralmente más pequeñas o con menor capacidad y defiende las restrictivas medidas adoptadas para contener la expansión del virus, como cierres municipales, clausura de la hostelería y burbujas familiares, porque era el modo de frenar la propagación.
Galicia redujo, según los datos contabilizados hasta las seis de la tarde del pasado lunes, la presión asistencial a 1.278 personas, 39 menos, con seis ingresados menos en las unidades de críticos (248) y 1.030 pacientes con covid-19 en planta (33 menos), en una jornada en la que la positividad se mantiene por debajo del 5 por ciento (4,2%) por segundo día consecutivo. Mientras, los casos activos siguen en descenso.
Varela Durán está segura de que esta es la ola “que hemos vivido con más intensidad a nivel de datos epidemiológicos”. La primera la recuerda como muy “intensa” también pero “en cierto modo, más corta”; y la segunda, como “más prolongada”, con algún momento de “elevada incidencia acumulada” y una presión hospitalaria que por veces generaba preocupación.
Con todo, “la más dura ha sido la tercera ola” y la presión a causa de la misma “muy elevada”, remarca.
Considera que los sanitarios han aguantado estoicamente porque son “resilientes” y porque la responsabilidad está por encima. “Pero ha sido muy duro”, sostiene.
En su gremio, entienden mejor cómo es la patología y han intentando estar muy cerca de los pacientes.
En su caso, con la encomienda de organizar, explica que todo es, “pero sobre todo ha sido”, muy “dinámico”, hasta el punto de que “no hay una semana igual a la otra”.
Eso sí, en este momento, subraya, “empezamos a ver un poquito de luz al final del túnel”.
Confía esta doctora en las vacunas y lamenta que al coincidir el proceso de administración de las dosis con esta tercera ola haya quedado deslucido. “Le ha quitado un poquito de brillo”.
Marina Varela piensa que hay que seguir vacunando intensamente y continuar con las limitaciones que sean necesarias, aparte de con las ayudas económicas aparejadas como hasta ahora ha pasado, para “en cuanto se pueda, volver a la normalidad, que es lo que deseamos”.
“Todos sacaremos lecciones de algo tan duro como esto. Ha habido momentos que no olvidaremos. Para mí la más importante ha sido la tercera ola, con ingresos diariamente...”, hace hincapié.
Opina que será necesario tomar distancia para, con perspectiva, reflexionar sobre todo lo acontecido.
Como dato positivo, se queda con el trabajo en equipo y, a nivel personal, con lo “bueno” de la gente con la que comparte labor en el día a día. “A pesar de la dureza”, no quiere dejar de resaltar este hecho, concluye.
