Este viernes ha entrado en vigor la ley de la eutanasia, que ya se puede solicitar desde Galicia, donde Ramón Sampedro allanó el camino a muchas personas
Una lucha de décadas se hace realidad. Este viernes ha entrado en vigor la ley de la eutanasia, que ya se puede solicitar desde Galicia, donde Ramón Sampedro allanó el camino a muchas personas. Hoy se lo agradecen sus amigos y la Asociación Derecho a Morir Dignamente, que celebran la consecución de un “avance social”.
“Es un motivo de alegría”, subraya en una charla con Efe la presidenta de la DMD gallega, Ascensión Cambrón, que remarca que la legislación reconoce “un nuevo derecho individual” a poder decidir, ya que llega un punto en el que hay personas que “no quieren seguir sufriendo sometidos a tratamientos sin expectativa de cura”.
Es una decisión, detalla esta cordobesa, “que no tiene que ver con la ideología”. Estiman que podría haber en España unas 4.000 solicitudes anualmente en los dos o tres primeros años.
Pese a ser un gran paso, reconoce que “no” es exactamente la ley que querían, pues puede resultar “en exceso garantista” y puede ocurrir que “retarde” y “burocratice” la aplicación de este derecho.
Cuestiona así esta doctora en Filosofía del Derecho que la comisión de garantías y evaluación actúe antes de la eutanasia, pues en Bélgica y Países Bajos interviene “a posteriori”.
Lo importante ahora para Cambrón es que se sepa “afinar” en la aplicación de la norma, por lo que pide a las autonomías evitar nombrar para las mencionadas comisiones a “profesionales que públicamente se han manifestado contra la eutanasia”. “Esos no sirven para garantizar nada porque la ley ya es bastante garantista”, enfatiza.
Con todo, no puede olvidarse en esta jornada del primer español en solicitar la eutanasia, Ramón Sampedro Cameán, quien ingirió en 1998 una dosis de cianuro tras tres décadas postrado en una cama después de haberse quedado tetrapléjico.
“Se cita en toda la bibliografía en el marco europeo. Ha sido un detonante importantísimo y él lo sabía”, cuenta Ascensión Cambrón, quien recuerda el impacto que tuvo al conocerlo porque “lo tuviese tan claro”. “No acabaremos nunca de reconocerle la aportación que hizo a favor de este derecho”, remarca.
También Pepe Vila, que fue un gran amigo de Sampedro, califica la entrada en vigor de la norma como un antes y un después, ya que muchas personas que sufren “lo indecible” van a poder ejercer su “derecho”, el del “pedir legalmente la eutanasia”.
“Sin Ramón esto no hubiera sucedido”, asegura este vecino de Xuño (Porto do Son, A Coruña), quien recalca sin dudar que el pionero gallego conservó su “valentía” aún cuando no se dignaban a escucharlo y estudió la ley y barajó diferentes formas de llevarla a cabo.
Con orgullo dice que su amigo fue una figura “fundamental” para promover “la libertad individual”, porque, según defiende con uñas y dientes, “no es una obligación vivir”, es una “decisión” que pertenece a uno mismo y que no se toma “para nadie más”.
“Si él pudiera no molestaría a nadie y se hubiera sacado la vida, pero él no podía. Se veía sin salida. Sufrió muchísimo”, lamenta Pepe Vila.
Además, este miembro de la DMD de Barbanza también cree, como Cambrón, que la norma contempla la posibilidad de alargar demasiado el proceso, por lo que espera que “se vaya desarrollando para conseguir hacer una ley digna de un ser humano, garantista, pero que respete la voluntad de las personas”.
No obstante, Vila considera que se ha conseguido en España un “avance social” y rememora que llegó con Sampedro a la conclusión de que “somos materia y como tal nos transformamos”.
Por eso, ahora sabe que su amigo “hoy estará contento, donde esté”.