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Hablillas

DIY

Las redes sociales han sido y siguen siendo el escaparate de estas prendas, haciendo reflexionar a los jóvenes al concluir prefiriendo lo artesanal.

Publicado: 19/04/2021 ·
19:10
· Actualizado: 19/04/2021 · 19:10
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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A un año ya del confinamiento, aún nos agobia la dureza de sus días. Caminamos con ellos sobre los hombros, porque no parecen querer bajar de este púlpito de carne y huesos, desde donde contemplan cómo hemos aprendido a capear el temporal de miedo y frío que sigue girando alrededor con la fuerza algo mermada por la distancia, aunque la canícula nos derrita. Seguimos en la vida, nos vamos librando, pero el pellizco sigue en el estómago y no termina de aflojarse. Tal vez por eso, desde hace un año se han ido recuperando los trabajos manuales, las labores de agujas y las de ganchillo. Los muros de las redes sociales y los chats se han llenado de fotos con trabajos tejidos a mano, como en los tiempos de nuestras abuelas. Tanto es así que el croché es tendencia de cara al verano.

Durante el paseo diario por los periódicos y revistas de Internet, vemos diseños muy parecidos a las chaquetas y boleros que llevábamos cuando la cabeza nos rozaba el metro de estatura. En esta primavera son frecuentes los vestidos adornados con un motivo floral, rayas de colores alegres y puntos calados, labores que se han recuperado para distraer el chorrear lento de las horas. La habilidad, la constancia y las manos han transformado, en algunos casos, el ocio en negocio sin dejar de disfrutar. En cualquier caso, se comenzaron y se terminaron con remate, embelleciendo sobre todo la satisfacción de un trabajo bien hecho. Y como la modernidad está en todas partes, a estos trabajos que conservarán para siempre la tibieza y la habilidad de las manos que los realizaron, se les ha dado el acrónimo del título, las iniciales de la expresión inglesa Do It Yourself, hazlo tú mismo, en un intento de internacionalizar lo tradicional, lo de toda la vida destinado a distraer ahorrando un poco de dinero, pues el único coste es el material, en este caso la lana o el hilo. Durante el confinamiento los pedidos se multiplicaron. Descubierta la comodidad por el usuario, el personal de las empresas emergentes, conocidas como start up, no han dejado de trabajar facturando cantidades que aseguran su existencia en un futuro a muy largo plazo. Las redes sociales han sido y siguen siendo el escaparate de estas prendas, haciendo reflexionar a los jóvenes al concluir prefiriendo lo artesanal.

El final lo escribe la novelería, la voz que internacionaliza —y van tres— el hecho de tejer viendo una serie de las plataformas de moda, knitflix lo llaman, una actividad cuyo origen se remonta a la radio sobre una repisa, cubierta por un paño de ganchillo. Nada nuevo hay bajo el sol. Solo se le actualiza el nombre.

Ánimo y a por otra semana.

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