La población de lince ibérico se ha multiplicado por once en los últimos 20 años

Publicado: 16/01/2022
El director coordinador del LIFE Lynx Connect contrasta la situación de principios del siglo XXI, con apenas 100 ejemplares, a los más de 1.100 en 2020
Hace 20 años que se inició la recuperación del lince ibérico en la Península, dos décadas que han supuesto grandes avances para la especie y que en, en la actualidad, permiten afrontar su futuro "con mucho optimismo" porque "las cosas se están haciendo bien", ha asegurado a EFE Javier Salcedo, director coordinador del LIFE Lynx Connect.

Apasionado de la especie, Salcedo habla convencido de los beneficios que han traído los programas LIFE para el lince ibérico y las inversiones aparejadas que han contribuido a "mejorar su percepción y a facilitar que esta especie, aunque aún en peligro, se encuentre actualmente en la situación en la que está".

Desde 2002 son ya cuatro los LIFE puestos en marcha, tres de ellos ya ejecutados y un cuarto, el Lynx Connect, que es el primero que él dirige y que, con un presupuesto de más de 18 millones de euros -de los cuales el 60,67 % es cofinanciado por la UE-, busca consolidar y conectar los núcleos de población para asegurar la viabilidad demográfica y genética de la especie a largo plazo.

Con 21 socios y un horizonte a 2025, este programa parte de una importante evolución de la especie que ha pasado de la situación crítica en la que se encontraba a principios del siglo XXI con un censo desalentador de apenas 100 linces en los núcleos de Doñana y Andújar-Cardeñas, a los más de 1.100 ejemplares contabilizados en el de 2020, el último disponible.

"Hemos multiplicado en dos décadas por once la población", señala Salcedo, quien apunta como clave para ello, además del Programa de Cría en Cautividad y las reintroducciones al medio natural -342 ejemplares desde 2008- el "magnífico trabajo" que se ha hecho para paliar la persecución ilegal de la especie, una de las principales causas que motivó su descenso poblacional hasta niveles críticos.

"No se le ha dado tanta publicidad como a otras líneas de trabajo, pero ha habido un cambio de mentalidad que ha posibilitado que el lince haya pasado de ser una especie que se perseguía de manera ilegal y de la que todos los años morían un importante número de ejemplares a ser una especie totalmente aceptada por la gran mayoría de la gente que comparte con ella el territorio, lo que ha permitido mejorar sus números poblacionales", remarca Salcedo.

CONECTIVIDAD ENTRE POBLACIONES REDUCTO Y EMERGENTES

A las dos poblaciones reducto de Doñana y Andújar se le han ido sumando a lo largo de los años hasta seis más, como las de Guarrizas en Jaén; Guadalmellato en Córdoba; la del valle del Guadiana, en Portugal; la del suroeste de Badajoz y otras dos en Castilla la Mancha, una en Montes de Toledo y otra en Ciudad Real.

Además, este nuevo Life plantea la creación de otros dos nuevos núcleos, uno en Murcia, en los Altos de Lorca; y otro en la provincia de Granada, en Sierra Arana.

"Lo que perseguimos es conectar las distintas poblaciones en un hábitat que está fragmentado", señala destacando que "es mucho más resiliente, más robusta una población única que una población divida en poblaciones más pequeñas, nosotros hablamos de metapoblación, que es cuando diferentes poblaciones intercambian ejemplares y eso es lo que perseguimos, conectar las existentes".

El énfasis especial estará en la de Doñana, que es "con diferencia la más aislada, es el caso extremo; en el lado opuesto están las poblaciones de Sierra Morena Oriental -Andújar, Guarrizas, Guadalmellato y Ciudad Real que funcionan como un sólo núcleo y en una posición intermedia el resto".

OBJETIVOS ESPECÍFICOS PARA DAR RESPUESTA A LAS AMENAZAS

Más allá de la conectividad, el proyecto cuenta con objetivos específicos que tratan de dar respuesta a las amenazas que se ciernen sobre el lince ibérico como la baja diversidad genética, la disponibilidad de presa y la mortalidad no natural.

El lince ibérico, asegura, es la especie de mamíferos con menor diversidad genética y gran parte del proyecto está basado "en una gestión genética para optimizar esa poca diversidad, que se mantenga y no se pierda", dando así continuidad a un trabajo que se inició en Doñana allá por 2007, a raíz de un brote de leucemia felina, y que en estos años ha dado resultados positivos.

La escasez de conejos, presa clave en su alimentación y, por ende, en su persistencia y reproducción, es otra amenaza en la que hay que trabajar junto con la de la mortalidad no natural.

Como causas de muerte no natural en las que se trabaja apunta la persecución ilegal, otras vinculadas con infraestructuras humanas como las balsas de riego o alambradas y los atropellos.

En relación con estos últimos, reconoce que es un trabajo que siempre se tendrá que hacer porque "afortunadamente esta especie cada vez va ampliando más su distribución" y ha recordado que los atropellos "más que una causa es una consecuencia de la desfragmentación de hábitat, y eso es un problema de conservación que tienen todas las especies, no sólo el lince".

Según datos de la DGT, en 2020 murieron más de 30.000 animales en las carreteras, y "obviamente tenemos que trabajar en esta materia no sólo porque afecta al lince sino a todas las especies, incluso a las personas".

Se trata de objetivos "ambiciosos pero reales" cuya consecución no supondrá el fin de los trabajos con la especie: "Los pasos y avances que vamos consiguiendo nos permiten ir alejando a esta especie del riesgo de extinción, pero aún así cuando hayamos terminado este proyecto en 2025 todavía quedarán por delante un gran trabajo ya que el hecho de que el lince sea un endemismo ibérico, con una distribución relativamente reducida, nos obliga a tener que estar siempre pendiente de cualquier problema que pueda afectar a la especie". 

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