En un Lunes Santo alterado por la lluvia, ha sido la Hermandad del Cautivo la que ha inaugurado la jornada cofrade.
Valiente, la hermandad decidía “arriesgar” y salir a la hora prevista, de modo que poco antes de las 16.00 horas ponía su paso de misterio en la calle, arrancando un sonoro aplauso desde el corazón de La Hispanidad.
Las ganas han podido a la incertidumbre del cielo, y tal y como ha afirmado su director espiritual, el padre Teodoro, “si nos mojamos, pues nos mojamos”.
Y efectivamente eso es lo que ha pasado. Pese a las ganas, la lluvia les ha jugado una mala pasada, con un gran chubasco a las 18.00 horas, que ha mojado los pasos y todo el cortejo. Ante este panorama, la hermandad decidió pedir refugio, de modo que los dos pasos ya están en la Ermita de La Soledad, mientras el cortejo de nazarenos se resguardó en la Parroquia de San Pedro.
Pocos minutos más tarde, el hermano mayor, Daniel Villalba, ha anunciado que se suspende el recorrido procesional, pidiendo a los hermanos que regresen a casa. Los pasos se quedarán en La Soledad hasta nueva orden, con la idea de regresar el Jueves Santo por la mañana, y lo harán sin acompañamiento de nazarenos y de hermanos.
La salida
En el interior del templo, ante el primer toque del llamador, se vivía un emotivo momento protagonizado por Pepi Abad, una vecina del barrio que ha protagonizado la primera levantá. Tal y como decía su hermano mayor, José Daniel Villalba, “la primera levantá es la de Pepi, una vecina del barrio de toda la vida, es el agradecimiento a toda una vida de profunda devoción, siempre al servicio de la hermandad”.
Una primera levantá “por los abuelitos de la hermandad, por nuestras raíces”. Comienza a moverse el paso del Cautivo, y poco a poco, asoma por la puerta de su Capilla.
El Señor ya está en la calle, ya ha comenzado el Lunes Santo de Huelva.
La Virgen sale entre lluvia y paraguas
Sin duda ya se intuía que iba a ser un Lunes Santo especial, y así se ha podido comprobar en la salida de María Santísima Madre de la Misericordia, cuyo paso se asomaba a la calle cuando ronsaban las 16.30 horas y ante paraguas, pues la lluvia volvió a hacer acto de presencia en esta jornada en la que no se puede quitar la vista del cielo.