El pasado jueves 24 de junio de 2022 tuvo lugar el examen de acceso a la abogacía, una prueba que desde hace años se viene exigiendo como requisito esencial para poder colegiarse y ejercer como Abogado. Actualmente, esta prueba consiste en un examen tipo test de la parte general (50 preguntas) y un examen tipo test de una parte específica (25 preguntas).
Suelen celebrarse dos convocatorias al año por el número de personas que se presentan y, desde el Covid-19, se vienen realizando todas en la modalidad online. Pues bien, este año quien parece haber suspendido el examen es el Ministerio de Justicia, quien ha jugado a su antojo con todos los aspirantes.
Para comenzar, hasta el 19 de mayo de 2022 no publicó la relación definitiva de Admitidos y Excluidos de la Prueba de Acceso a la Abogacía de 2022 ni la fecha de examen, determinando la fecha para el 23 de junio de 2022 (jueves).
Es decir, pese a las insistentes preguntas sobre la fecha de convocatoria durante meses, los aspirantes tuvieron un mes para organizar su estudio, su disponibilidad para hacer ese examen en un día laborable y, en caso de existir alguna irregularidad en cuanto a documentación necesaria para presentarse al examen, subsanarla.
Y todo ello, para que el día del examen, la plataforma AvEX de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), mediante la cual se desarrolló el examen, fallara.
Han sido incontables los comentarios que han inundado las redes sociales denunciando que mientras se realizaba el examen la plataforma expulsaba a algunos de sus participantes, y que cuando volvían a acceder los aspirantes comprobaban como muchas de sus preguntas ya respondidas no se habían guardado, teniendo que volver a contestarlas. Pero es que a muchos de ellos incluso se les volvió a expulsar de la plataforma, desconociendo a día de hoy cuantas respuestas han quedado registradas y cuantas no. La incertidumbre y el agobio propio de tal situación les llevó a pedir ayuda tanto a la plataforma AvEX como al Ministerio, pero ninguno de ellos ha dado solución.
Es del todo inexplicable cómo un examen tan relevante y celebrado por tales instituciones sea tratado con tanto desprecio y desinterés. Y máxime teniendo en cuenta el esfuerzo de los aspirantes, un esfuerzo tanto económico (ya que solo se puede acceder al examen tras haber cursado el máster), de estudio (pues la dificultad de dicho examen cada año es más elevada), como personal y profesional (pues son muchas las personas que compaginan su trabajo actual y familia con el estudio de dicho examen).