A esos españoles que se fueron a México, Cuba, República Dominicana y Argentina se refirió el Príncipe de Asturias en la entrega del Premio y reconoció que muchos de ellos lograron prosperar “hasta convertirse en un factor de avance económico y extraordinaria importancia”.
Algunos de aquellos que emigraron o sus hijos estuvieron ayer conversando con los Príncipes, que dedicaron más de dos horas a saludar a los vecinos de la región y a recorrer la aldea, casi de cuento, que ha merecido el galardón por haber recuperado viejas tradiciones y la rehabilitación de sus edificios, hórreos y casas, con las fachadas pintadas de llamativos colores.
El paisaje que se ve desde esta pequeña aldea en el corazón de Asturias, con los Picos de Europa al fondo, unido al espléndido día, permitieron a los Príncipes saludar, si no a todos, a muchos de los asturianos que esperaban desde las ocho de la mañana su llegada.
El acto de entrega del Premio se celebró ante la Iglesia de San Martín del Real, donde se encuentra la imagen de la Virgen del Carmen, para cuya procesión el 16 de julio los vecinos han recuperado la confección de unos espectaculares ramos, elaborados con plantas, flores y panes.
Don Felipe, después de entregar el galardón a José Antonio Martínez, en representación de la comunidad vecinal, agradeció la hospitalidad de esta tierra, animó a los más jóvenes a aceptar el reto de emprender e innovar e indicó que en los tiempos actuales, la actividad agraria aún puede y debe ser un soporte esencial de la economía y jugar un papel fundamental en la conservación del medio ambiente.
El alcalde de Cabranes (Concejo al que pertenece Torazu), Alejandro Vega, hizo un llamamiento para alcanzar un pacto por el mundo rural, que debería comenzar con la implantación plena de las nuevas tecnologías.
Paseo por el pueblo
Después de visitar la parroquia, Don Felipe y Doña Letizia, iniciaron el recorrido por las calles. La primera parada del paseo ha sido ante el monumento al cuento Montesín, el primero que se editó, en 1980, en lengua asturiana.
Paseando entre hórreos y casas restauradas y pintadas en azulones, ocres o verdes, visitaron y conversaron con artesanos de la comarca de la Sidra –declarada zona de interés artesano– y pudieron degustar especialidades típicas como chorizo de jabalí o arroz con leche y también la famosa boroña preñada, un pan elaborado con cereales y relleno de panceta, chorizo y lacón, que los Príncipes tomaron encantados.
El recorrido finalizó con una partida de bolos, conocida como la cuatrera, en la que participó el Príncipe con dos tiradas, con más acierto en la segunda.
Antes de regresar a Madrid, almorzaron junto a unas quinientas personas en un carpa situada junto a la hostería, en donde han saludado al campeón de Asturias de escanciadores, Pablo Costales.
