Dirigida por el maestro cordobés Pedro Jesús Porras Berral, la banda se presentó ante una nutrida afición melómana con una plantilla de casi setenta músicos. El repertorio anunciado fue interpretado en todo momento con entusiasmo y corrección. Los pasodobles Camino de rosas, Suspiros de España, Fiesta en la Caleta y Sanlúcar de Barrameda, pusieron el aire fresco de la noche a unos sones de gran refinamiento e inspiración. La zarzuela Cádiz fue una de las obras más aplaudidas, evidenciando que después de tantos forma parte de la memoria colectiva del pueblo y de nuestra cultura nacional. Igualmente, La pícara molinera, de Pablo Luna, demostró una vez más la gran vena melódica que posee el siempre inspirado compositor.
Como ya es tradicional, el Himno de la Manzanilla, cuyo estribillo fue coreado y acompañado de las palmas de los espectadores, cerró el concierto.
El Festival, que este año cumple su trigésima edición, continuó el pasado domingo con la representación de la ópera L’elixir d’amore de Donizetti a cargo de la Compañía Internacional de Ópera en el auditorio de La Merced. Ayer la Orquesta Sinfónica Donetsk, de Ucrania, interpretará, entre otras obras, El lago de los cisnes y Cascanueces, de Tchaikovsky. Hoy la Orquesta Barroca Cristóbal de Morales pondrá en escena la ópera La serva padrona, y mañana la Orquesta de Cámara de la Filarmónica de Colonia interpretará partituras de Vivaldi, Mozart, Bach, Tchaikovsky y Rossini.
El próximo 5 de agosto será uno de los platos fuertes del Festival, con la actuación de Manolo Sanlúcar, que interpretará su Medea en un memorable concierto arropado por los 48 profesores de la Orquesta Internacional del Festival, dirigida por otro ilustre músico sanluqueño, Juan Rodríguez Romero.
Medea es una de las tres obras sinfónicas compuestas y orquestadas enteramente por Manolo, y de las que se siente más orgulloso y satisfecho, dentro de lo que es posible para un artista exigente e inconformista como él. Fue compuesta para el Ballet Nacional de España y ha dado la vuelta al mundo cosechando éxitos.
Se trata de un trasunto musical inspirado en uno de los episodios del periplo de Jasón y los Argonautas., en busca del Vellocino de oro.
Fue su propio padre, Isidro Muñoz, quien introdujo a Manolo en el mundo de la guitarra flamenca cuando apenas tenía cuatro años. Antes de cumplir los catorce, comenzó su carrera profesional como guitarrista acompañante. Con el apoyo y afecto de su madrina artística, la Niña de los Peines, el joven guitarrista convive y acompaña a las grandes figuras de la época como Pepe Marchena. Manolo Sanlúcar pertenece a ese escaso grupo de artistas sobre los que nadie duda a la hora de reconocer su talento. Dotado de una excepcional musicalidad y de una técnica fuera de lo común, cada recital suyo es una soberbia lección de guitarra, maestría y arte. Recientemente le fue otorgada la distinción de Hijo Predilecto de la ciudad.
Tras la noche dedicada a Manolo, será el pianista chino Jue Wang el encargado del recital del día 6. El 7 se podrá disfrutar de un concierto festivo Música y amistad que celebrará los 30 años de historia del Festival. El domingo 8 la clausura correrá a cargo de la Orquesta Camerata Austríaca de Linz, dirigida por Juan Rodríguez Romero.
