Cada septiembre parece que se pone a cero el contador de la vida y nos enfrentamos a un comienzo de año (curso) sin uvas ni cuenta atrás, aunque los excesos del verano pueden ser comparables a los navideñosen sus efectos sobre la báscula. Hasta los múltiples coleccionables de las cosas más insólitas aprovechan el mes de septiembre para sus lanzamientos. De alguna forma, el periodo vacacional implica volver con fuerzas renovadas, aunque a veces las vacaciones se asemejan más una gymkana en la que parece que hay que competir en kilómetros recorridos, lugares visitados, experiencias vividas y, sobre todo, en selfies compartidos en redes sociales.
Para los que seguimos acudiendo a las aulas comenzar un nuevo curso significa la oportunidad de seguir aprendiendo, de volver a compartir tiempo e ilusiones con personas que hasta hace unos días no te conocían y a las que, durante unos meses, acompañarás en un proceso de mutuo crecimiento personal y profesional. A quienes acompañaste el curso pasado es posible que la vida no vuelva a cruzar de nuevo sus caminos con el tuyo pero, de alguna forma, una parte de cada uno queda en la historia personal de los demás. Igual que recuerdo a mis buenos (y menos buenos) profesores de mis distintas etapas como estudiante, imagino que algunos de mis alumnos hayan podido extraer algo útil del tiempo que hemos compartido. Uno nunca termina de saber el efecto que tiene lo que hace sobre la vida de los demás. Nos corresponde la siembra, no la cosecha, aunque muchas veces tenemos la suerte de saber que quienes fueron nuestros alumnos han tenido éxito personal y profesional y, de alguna forma, sentimos que pudimos haber contribuido a su crecimiento.
Podemos pensar que volver a empezar el curso es solo retomar las clases, pero es mucho más. Es una nueva oportunidad para intentar ser mejor docente y tratar de estimular en los estudiantes la curiosidad y las ganas por saber más, por crecer personal y profesionalmente, por ser capaces de aportar valor a los demás a través de su formación, de sus conocimientos y competencias. Aunque muchas parece que no tiene sentido esforzarse, porque hay muchas razones para sentirse desmotivado, todos los años siempre hay quienes dentro de cada grupo despiertan si uno es capaz de conectar con ellos, si cada día intentamos volver a empezar con las ganas y la ilusión que teníamos cuando comenzamos.