Los locos seguimos de cercalas pamplinas que nos cuenta la aburrida televisión que cada día nos ha tocado sufrir. Pero no contaba yo con que un cañaílla, José Manuel Colón, fuera a regalarnos este miércoles pasado en el Centro de Congresos su último trabajo titulado A diestra y siniestra. Y por si faltara poco, lo traía a La Isla para estrenarlo aquí antes que en otros lugares de más renombre. Eso es amor por su tierra, y lo demás, cuento chino.
Como me gusta la literatura, a la que le dedico tantas horas al día como locuras pasan por mi cabeza, me avisaron de que la cosa iba de grandes autores, que se iba a hablar de Rafael Alberti y de Camilo José Cela, dos monstruos de la literatura española del siglo XX. Me faltó tiempo para decirle al director que eso no me lo podía perder, aunque me costara dos días sin postre. Además, me llamó la atención el que José Manuel, recordándonos la obra Vidas paralelas del griego Plutarco (Siglo I-II d.C.), pusiera tan juntitos en el mismo tren a estos dos autores tan contradictorios.Con ello aprendí aquello de El Principito: Si juzgas a la gente, no tienes tiempo de amarla.
De modo queme fui al Centro de Congresos y me empapé de multitud de detalles que no conocía, tanto de Rafael Alberti, comunista confeso y amante de la claridad gaditana, como de Camilo José Cela, derechoso por necesidad y gallego sin freidor pero con Premio Nobel. Fue alternando José Manuel al uno con el otro y nos mostró el ejemplo de cómo estas dos personas supieron anteponer el amor por las letras a sus ideas políticas. Eso no pasa hoy ni de broma en nuestro Congreso de los Disputados, donde es más aplaudido quien demuestra menos educación y menos cultura. La Guerra incivil del 36 los separó, aunque luego mantuvieron una estrecha amistad por encima de todas las dificultades de aquellos tiempos tan delicados. No entro en los mil detalles de este documental, que cualquier cañaílla debiera haber visto, pero tengo que decir que a mí me encantó y que me quedé pensando en los calentamientos de cabeza que debió pasar José Manuel para confeccionar una obra tan elaborada, basada no en cosas que parece que pasaron, sino en entrevistas con personas que conocieron a ambos autores y en documentos reales buscados con afán para mostrarnos dos vidas apasionantes y opuestas, pero cruzadas por el destino.
Creo que estamos ante un auténtico loco que no sigue los caminos que se empeñan en seguir los cuerdos de ahí fuera. José Manuel ha viajado a muchos países, ha construido documentales que rebosan humanidad, y el platillo de su balanza ha caído siempre del lado de los más débiles, de los albinos, de las mujeres y niñas que sufren la mutilación genital, de los migrantes que buscan una mejor vida… Ha pasado por momentos de mucho peligro y ha vivido historias muy duras contando lo que sus ojos han contemplado unas veces con estupor y otras con desolación. El gasto que conlleva cada documental debe ser espantoso, por lo que, si alguien merece la ayuda de los que pueden dársela, es José Manuel, porque está tocando en sus documentales, con originalidad y arte, aspectos sangrantes de la realidad nunca vistos o casi siempre tratados con vaselina. Por todo ello, este loco quiere darle a José Manuel Colón la más sincera de las enhorabuenas por un trabajo tan bien hecho, así como agradecerle que haya tenido la deferencia de haberlo estrenado en nuestra Isla. Gracias y quedamos a la espera del siguiente.