El pasado viernes se abrieron las bambalinas del Gran Teatro de Huelva para las
preliminares del concurso de agrupaciones del Carnaval Colombino. Son cuarenta años de coplas los que se celebrarán en este febrero, superando con ello todas las críticas que a lo largo de estas dos últimas décadas se han vertido sobre esta fiesta, que sigue y seguirá viva, a pesar de aquellos que persiguen dicho fin, ‘minando la moral’ de un personal que se mantiene ilusionado con engrandecerla.
La difícil tarea de abrir el rojizo telón llegó desde Dos Hermanas (Sevilla), La
comparsa ‘Febrerillo Loco’, que acusó durante su representación los nervios típicos de afrontar un inicio de concurso. El público onubense supo acogerla con el mimo que siempre se han merecido todos aquellos que se suben a las tablas. Será complicado verla en la siguiente fase.
La chirigota del ‘Pija’, de Ayamonte, al que se le quiere y respeta sobremanera en este concurso, regresa tras 13 años de ausencia, con su estilo más chirigotero. Buen pase de
‘Ni Messi ni Picasso, tú arme caso’ para este primer y tenso día, en el que cumplieron con su labor.
El plato fuerte de la noche llegó en la modalidad de
comparsa, ‘Los atrapaos’, de la peña Manuel Giraldo. Grupo que se creció en el escenario con cualidades y capacidades suficientes para estar entre las grandes. Comparsa que superó con creces las expectativas y levantó al público en más de una ocasión. Me quedo con la letra del pasodoble al pregonero, recién sacada del horno, y el montaje tan exquisito del grupo. Potencia, afinación y un gusto excelente para una comparsa madura y con hambre de primer premio. Se nota el bagaje de los integrantes que disfrutaron en el escenario, mostrando esa veteranía en las tablas. Con una nitidez que sorprende, representaron la vida como un juego de mesa en el que se sentían atrapados, y en el que van desarrollando su repertorio, de carácter social, en la línea del pasado año con ‘Los garrapatas’.
Turno para la chirigota de Pedro ‘El Corteza’, que regresa tras un año de meditación carnavalera. Grupo totalmente nuevo, con importantes voces, tanto de Punta Umbría como de Huelva, destacando la garganta de Miguel Sandino (giño merecido), y que muestran un sonido que gustó mucho al respetable.
‘Pepe, el cafetera’, es el tipo que nos traen este año, un peculiar personaje que dice todo aquello que piensa, sin censura ni filtro, dejando simpáticas perlas que agradaron al público. La tensión de esta puesta de largo no minimizó el repertorio, aunque sí faltó algo más de conexión con el público. Precioso pasodoble de Paco ‘pPajarito’, simpáticos cuplés y un pegadizo estribillo. El popurrí muy nuestro, localista y jugando en todo momento con el personaje. Agrupación que veremos en la lucha por la Gran Final.
La chirigota
‘Los Lope de pega’ hace las delicias del público en la misma línea a la que nos tienen acostumbrados. Grupo fresco, lleno de ritmos y un tanto canallas y descarados. Estos supuestos poetas buscan la inspiración allá donde pueden y juegan con el tipo durante todo el repertorio. Cabe resaltar que llegaron al Gran Teatro en una carroza, creando una verdadera fiesta en el pasacalles que realizan los diferentes grupos. Me quedo con el segundo pasodoble que dedican a los 40 años y a las críticas entre compañeros o carnavaleros, con los verdaderos problemas de esta ciudad o de este país. Otra agrupación que estará luchando por alcanzar los máximos galardones.
La noche la cerró la comparsa de Valverde,
‘Los lanzaos’, con letras de nivel del autor, ya consagrado, Rafael Adamuz. Agrupación que llega algo más directa, con riesgos literarios muy atrevidos que superan con creces al propio grupo. Destacar el segundo pasodoble, como ejemplo de valentía y crítica, destapando lo que encierra la posible canonización de Manuel Siurot, que más allá de ser el nombre de colegios, calles o plazas, encierra una historia que todos deberíamos conocer. Gran letra, tanto a nivel literario como, por definir claramente el sentido que debe tener un pasodoble, desde mi opinión personal.