“No puedo callarme, sellar mi boca… yo no me muerdo la lengua, que mis cabezos no se tocan”. Toda una declaración de intenciones la del Coro de Huelva, que en su primera actuación en la segunda noche de preliminares del concurso de agrupaciones del Carnaval Colombino le dedicaba una sentida letra en el primero de los tangos.
‘La rendición de los bribones’ evocaba al pintor Pedro Gómez y sus palabras: “Los cabezos son esa perla que hay que pasar a generaciones”. Y también recordaba el pasado milenario de Huelva, tan denostado muchas veces: “Por la historia preñada, tus entrañas de tartessos y fenicios, trimilenaria y tan maltratada”.
Una vez más, las tablas del Gran Teatro se han convertido en el mejor altavoz de la actualidad onubense, pues los cabezos están de nuevo en la agenda política tras confirmar el Ayuntamiento de Huelva que acata la sentencia del TSJA y que preservará el Cabezo de La Joya, desterrando su desarrollo urbanístico, y parece que hará lo mismo con Mundaka, una vez la sentencia sea firme.
Aquí la letra completa del tango:
Asomada al balcón, los geranios en flor, vi jugar a la brisa sobre la ría meciendo un barco.
El sol era el pintor, con paleta y pincel pintó un atardecer que era digno del Museo del Prado.
Eran Huelva y su piel, pinceladas al cielo de mil colores ‘pa’ enamorarnos.
Los esteros y el mar, la canoa al pasar, las lubina plata que van saltando.
Me embargó la emoción, te juro que lloré, esto es el paraíso lo quieran o no lo quieran ver.
Navegar por la ría, Placeta y Gran Vía, latir por fandangos.
Que yo te llevo en mi sangre, que yo te llego en mi sangre como a la madre que me parió.
¡Ay! Por la historia preñada, tus entrañas de tartessos y fenicios, trimilineria y tan maltratada.
¡Ay! Lo dijo Pedro Gómez, los cabezos son esa perla que hay que pasar a generaciones.
¡Ay! Asomaba a la ría, tu silueta despellejan, tu silueta despellejan, que Don ladrillo da comisión.
Y por eso hoy que miro este cielo de Picasso, y un reloj que me derrite el alma a cachos,
veo cómo te van pegando la ‘puñalá’, no puedo callarme, sellar mi boca.
Yo no me muerdo la lengua, yo no me muerdo la lengua,
que mis cabezos, que no se tocan, que no se tocan.