Uno de los tesoros “insólitos” que posee la Universidad de Sevilla es una colección de 72 piezas del Antiguo Egipto, medio centenar de ellos amuletos de “gran belleza”, con los que 40 alumnos han tenido el privilegio de completar su formación y, además, garantizar que el grado de conservación sea el óptimo y, además, que perdure durante mucho más tiempo. Se trata de los estudiantes de tercer curso del Grado en Conservación y Restauración de Bienes Culturales y que se imparte en la Facultad de Bellas Artes.
Según reconoce la propia Universidad, esta colección es uno de sus tesoros más desconocidos. La considera “insólita” y relata que la US la tiene en propiedad desde finales de la década de 1960, antes propiedad de Foudree, coleccionista y profesor de Filología Inglesa de la US. La “insólita” colección data del I y II milenio a.C., y cuenta con más de 3.000 años de antigüedad. Las 72 piezas de que consta la colección representan figuras en bronce, recipientes de cerámica, vidrio, amuletos, incrustaciones, muchas de ellas en vidrio y pasta vidriada y algunos ostraca en escritura griega y demótica. Dentro de este rico conjunto de piezas, destaca especialmente más de medio centenar de amuletos de gran belleza, que en una amplia gama cromática, representan deidades, símbolos y objetos pertenecientes a la mitología egipcia, aseguran.
La mayoría de las piezas son pequeñas “pero de un gran valor científico, artístico e histórico” y gracias al trabajo que se ha realizado podrá ser consultada en el nuevo catálogo en línea del Patrimonio Cultural de la Universidad de Sevilla, sitio web con un formato actualizado, desde el que la Universidad quiere dar a conocer su valioso patrimonio. Las piezas hasta ahora custodiadas por el Departamento de Prehistoria y Arqueología bajo la “meticulosa seguridad” de la Dirección General de Cultura y Patrimonio serán ofrecidas a la comunidad científica para su estudio.
La Dirección General de Cultura y Patrimonio y la profesora Raquel Manrique Alcaide, que da clase en el grado, han promovido esta actividad práctica entre el alumnado de la asignatura de Conservación Preventiva. El objetivo era disponer las piezas de esta valiosa colección en unidades de almacenamiento que “cumplan con los principios de conservación y aseguren la perdurabilidad de las obras en el tiempo, como legado a las generaciones futuras”.
Control de los riesgos de deterioro
Con el objetivo de dotar al alumnado de las herramientas necesarias para acometer intervenciones de conservación preventiva, se ha trabajado en la identificación, evaluación, detección y control de los riesgos de deterioro de las piezas que conforman la colección, “eliminando o minimizando” esos riesgos, a través del diseño de un nuevo sistema de almacenamiento que evite el deterioro o la pérdida de los materiales constitutivos.
Durante el tiempo de ejecución del proyecto, los estudiantes han procedido a la identificación y documentación de las obras, la limpieza de depósitos superficiales, el análisis del estado conservativo y el diagnóstico pormenorizado de las piezas, el registro fotográfico y el acondicionamiento de la colección en un nuevo sistema diseñado especialmente para ello, exponen desde la US.
“Para los estudiantes es un gran privilegio intervenir en piezas tan antiguas y delicadas y sobre todo, pensar que gracias a esta intervención van a prolongar la vida útil del objeto”, asegura la profesora. Un sentimiento que respalda la alumna del Grado en Conservación-Restauración, Alba Graña: “Me da mucho respeto, porque son piezas relevantes, únicas e irrepetibles con un valor histórico y artístico increíble". “No se trabaja con piezas de este calibre todos los días”, añade Jaime de la Llave, que se encuentra cursando el Máster en Conservación de Bienes Culturales y que colabora en el proyecto, relatan desde la Universidad.
Así, los estudiantes “han aplicado rigurosas medidas de conservación preventiva, asegurando un almacenamiento óptimo de estas piezas para así protegerlas de los posibles factores de deterioro provenientes del entorno”, usando materiales adecuados para garantizar la estabilidad ambiental y física de los amuletos: libres de acidez, estables a cambios de temperatura y humedad, de gran resistencia al fuego, transpirables y con una textura ultrasuave que impida la abrasión de la delicada superficie de las obras, entre otros.