A la que conocía de salir juntos en pandilla en ocasiones
La Audiencia Provincial de Huelva ha condenado a un hombre a dos años de prisión y cinco de libertad vigilada por abusar sexualmente de una menor de 15 años a la que conocía de salir, en ocasiones en pandilla, durante una noche de fiesta.
La sentencia de conformidad, a la que ha tenido acceso EFE, lo considera responsable de un delito de abuso sexual, concurriendo la atenuante de reparación del daño como muy cualificada, ya que el acusado ingresó en la cuenta de consignaciones del tribunal la cantidad de 10.000 euros como pago de la indemnización a favor de la víctima.
Además, de la pena de prisión y de la medida de libertad vigilada, se le impone inhabilitación absoluta, inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por un tiempo de 7 años y una orden de alejamiento y comunicación con la víctima por tiempo de 10 años.
Se declara probado que el acusado, mayor de edad, el 4 de enero de 2022, acudió a una fiesta junto con unos amigos, donde coincidió con la menor de 15 años, a la que conocía de salir juntos en pandilla en ocasiones.
Durante la fiesta que se prolongó hasta la madrugada del 5 de enero, el procesado bailó en varias ocasiones con la menor e incluso se besaron en el cuarto de baño del local donde se estaba celebrando la fiesta.
A continuación, el procesado se montó en su coche con la menor, movido por un interés sexual, y la trasladó hasta un lugar apartado del pueblo, donde le realizó tocamientos, la obligó a hacerle una felación y finalmente la penetró pese a que ella en varias ocasiones expresó su negativa a que lo hiciera.
Una vez finalizó el acto sexual, el hombre salió del coche a vomitar y la menor aprovechó para comunicarse con una amiga suya a través del whatssap de su teléfono móvil y contarle lo sucedido.
Posteriormente el procesado dejó a la menor a la entrada del pueblo, la cual regresó a la fiesta, donde le contó lo sucedido a varios amigos suyos.
Consecuencia de los hechos, la menor ha experimentado cambios en su trayectoria académica, le cuesta conciliar el sueño y se encuentra en tratamiento psicológico con una terapeuta.