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Dice el refranero que el que tiene padrino, se bautiza

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Dice el refranero que el que tiene padrino, se bautiza. Detrás de algunas carreras fulgurantes o éxitos inesperados hay algo más que trabajo duro y esfuerzo. Contar con alguien que te eche una mano, te abra puertas o te allane el camino siempre ayuda. Aunque, si la ética no está presente, esa cadena de contactos, antes o después, acabará generando más problemas que ventajas.

La literatura académica empresarial se ha enfocado mucho en el estudio de las relaciones verticales de autoridad en las organizaciones, aunque Henry Mintzberg reconocía que uno de los mayores hallazgos de los estudios empíricos sobre el trabajo directivo era la importancia de las relaciones horizontales, que los directivos mantienen con individuos, grupos y organizaciones ajenos a la organización que dirigen, especialmente desde que se empezó a reconocer la relevancia del entorno en la gestión empresarial. Todas las empresas necesitan proveedores, recursos y habilidades del exterior, conexiones y, sobre todo, información sobre las necesidades de los clientes a los que quieren satisfacer.

A mediados del siglo pasado, algunos autores indicaban que estas relaciones se daban prioritariamente entre directivos del mismo nivel y que, a mayor rango social del individuo, era más frecuente que interactuara con personas fuera de su propio grupo, desarrollando contactos fuera de su propia organización. Aunque ocupar puestos altos en la jerarquía facilita esta conexión, hay muchos casos en los que los directivos son accesibles, incluso a través de redes sociales, sobre todo si se comparten contactos. La teoría de los seis grados de separación, propuesta por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en un cuento llamado Eslabones en 1929, planteaba que cualquier persona puede estar interconectada con cualquier otra de cualquier parte del mundo, a través de una cadena de contactos que no excede de seis personas. 


Todos somos potenciales puntos de enlace de las organizaciones de las que formamos parte, puertas de entrada más accesibles para aquellos que nos conocen, que la forma de contacto prevista en un formulario o un teléfono. Entre las labores que realiza SECOT también hace de enlace entre emprendedores, instituciones, empresarios y directivos para facilitarles el acceso a las personas o los recursos que pueden necesitar. Hay muchas posibilidades para enlazar con cualquier organización, y cada vez cuesta menos llamar a la puerta adecuada. Tenemos la suerte de que hay personas dispuestas a escucharnos. La cuestión es si somos capaces de hacer que la propuesta de valor que presentamos sea lo suficientemente interesante para quienes intentamos contactar, por si la puerta se abre.

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