En los años 70, Rafael Muga, entonces presidente del Olímpico de Villaverde, reunió al primer grupo de mujeres que formó la selección española de fútbol, aunque tuvo que esperar diez años para ser reconocida por la RFEF, y su historia ha sido recogida en el documental "Algo más que una pasión".
Un trabajo que será presentado oficialmente en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, realizado por el onubense Carlos Troncoso, que narra la historia de un grupo de mujeres que pelearon en una época en la que el fútbol femenino, curiosamente, era más conocido que ahora, con protagonistas como Rosa Nacimiento, que ahora trabaja en una salazón de Isla Cristina (Huelva) y era la guardameta de "la roja" de la época.
Tal era la importancia de aquella selección y del fútbol femenino en esos tiempos que jugadoras como Conchi Sánchez ocupaba portadas bajo el apelativo de "Conchi Amancio", y quedan para la historia partidos como los jugados en el Comunale de Turín contra Italia ante más de 40.000 espectadores.
La historia de Concha, guardameta del Isla Cristina, aunque también era jugadora de campo, es especialmente llamativa, como recuerda Troncoso, que detalla que recibió el trofeo a la mejor portera en el Torneo Costa del Sol que se jugó en el verano de 1972 en Málaga "maravillando a todo el mundo con su actuación tanto de portera como de delantera, y esa hazaña le valió para dar el salto a la Selección Española".
Allí coincidió con Fuentes, Pubill, Mari Carmen, Marisa, Victoria, Astobieta "y otras tantas jugadoras que fueron protagonistas del boom de fútbol femenino que se produjo en España a finales de los años sesenta y principio de los setenta".
Carlos Troncoso se ha detenido en este documental a relatar no solo la importancia del fútbol femenino en España, sino la influencia que ha tenido en otros países, ya que aparte de la consabida Inglaterra, "Dinamarca o Italia nos llevaban muchos años de ventaja".
De esta forma, muestra no solo una recopilación de datos y entrevistas, sino "un fuerte deseo de superación y un ejemplo de lucha constante contra la adversidad, además de una lección de valentía y de entereza femenina durante el periodo tardo-franquista, donde un marcado carácter conservador contemplaba los brotes de un nuevo progresismo emergente".
Además, ha entendido que ha sacado a la luz "una historia sobre fútbol, como fenómeno deportivo, cultural y social, donde el pueblo pretende conquistar la cancha".
Y es que, jugar al fútbol femenino hace 40 años "suponía la entrada de la mujer en el espacio masculino, en la primera plana de la esfera social", y llevaba adelante "una lucha por la igualdad a través de la reinvención y el esfuerzo".
Destaca en el documental que las localizaciones elegidas para las entrevistas de las jugadoras "son siempre dentro de una cancha de fútbol, como la representación de uno de los espacios masculinos por excelencia que ha sido invadido por las mujeres".
Llaman la atención algunos nombres propios, como el de Pepita, mariscadora de 14 años, a la que llamaban cariñosamente sus compañeras Sapi, que en 1972 formó parte de la selección que jugó aquel partido en el Comunale de Turín.
Por todo ello, ha entendido que la historia de estas mujeres futbolistas "es digna de ser proyectada a un público global debido a su enorme contenido de carácter humano y social, y ellas mismas manifestaban su enorme sorpresa y alegría por vernos acudir a desempolvar lo que llevaba camino de haberse convertido en una leyenda".