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Me queda la palabra

Fariseos y Publicanos

Han pasado de dirigirse al Altísimo en sus oraciones a utilizar la ayuda del cielo para asuntos mundanos como comodín de la llamada.

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Cuenta el Nuevo Testamento que Jesús, a unos que confiaban en sí mismos como justos y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola....Como sé que quienes leen mis escritos atesoran una amplia cultura religiosa, no voy a perderme en detalles. (De todas formas, ahí tienen:
http://es.wikipedia.org/wiki/Par%C3%A1bola_del_fariseo_y_el_publicano)

Como producto que somos, quienes participamos en esta civilización, de la influencia judeo-cristiana, siempre viene bien honrar nuestros textos con citas sobre la Biblia; al fin y al cabo cada vez es más frecuente en esta época en esta sociedad. Siempre queda en mi ánimo evitar herir sensibilidades, dicho sea todo esto con todo el respeto, las enseñanzas del Mesías suelen tener vigencia a lo largo del tiempo.
¿Y quiénes mejor que nuestros dirigentes para echar mano de ayudas sobrenaturales? Ell´s, mayoritariamente hij´s del Opus Dei y/o de otros grupos católicos significados, se vanaglorian, con todo el derecho que su militancia les otorga, de la intervención del panteón celestial en favor de sus iniciativas para la católica España. Nuestra admirada paisana, Doña Fátima Báñez, invocó a la Blanca Paloma, a la Virgen del Rocío, para que por su intercesión mejorase el empleo patrio. Ese ángel de la guarda con el que contamos en el Gabinete, que para eso es Ministro de Gobernación, ¡perdón! Ministro de Interior -¿En qué estaría yo pensando?-, Jorge Fernández Díaz, se encomendó a Santa Teresa de Jesús, porque está seguro de que ella intercede por España. ¡No les dije!
Han pasado de dirigirse al Altísimo en sus oraciones a utilizar la ayuda del cielo para asuntos mundanos como comodín de la llamada. Pero, si no recuerdo mal, decía un refrán “A Dios rogando y con el mazo dando”; y si bien eso del mazo parece que este ministro lo ha entendido al pie de la letra, pienso que en el sentido más amplio dejan ell´s bastante que desear. Más que refranes me gustaría recordar aquello del 2º Mandamiento de la Ley de Dios que decía “No tomarás el nombre de Dios en vano” que por mucho que presuman de catolicismo de pedigrí, su conducta está lindando con esto. También podríamos enlazarlo con el 8º Mandamiento, ese que dice “No dirás falsos testimonios, ni mentirás”; pero creo que a los ministros y a las ministras de derechas les eximen de cumplirlo. Esta podría ser una licencia que adquieren todos los gobernantes.
Pero bueno, como estarán preguntándose por lo del título, les diré que en este país nuestro abundan  entre los gobernantes, y no solo a nivel estatal, sino que también hay casos en los pueblos, quienes presumen de servir a Dios  gestionando el municipio o acercando el Evangelio a la política local, y luego no muestran ningún reparo en manejar los hilos para que de todo cuanto se haga siempre reciban el rédito, en especial en forma de votos como devolución de los favores prestados a las personas necesitadas.
Estos personajes, que se jactan de lo buenos católicos que son y que, es más, las directrices de la iglesia siempre reinan en sus pensamientos, se pavonean de su condición y alardean de la ayuda de las Alturas, como dando a entender que han hecho suficientes méritos para ello. Por si alguien no se ha situado todavía, eso era lo que hacía el fariseo de la parábola que relataba Jesús, contra ese tipo de personas iba dirigida la parábola. Pero también existen hoy en día publicanos, los pobres pecadores, o quizá no tan pecadores, que también forman parte de la iglesia, que son humildes, que no se dan importancia, que se sienten satisfechos con su entrega por amor al prójimo.
Los fariseos, presuntuosos y vanidosos además, actúan sólo en beneficio de sus intereses o de quienes les subvencionan, sin importarles que con su actitud, con su manera de gobernar en este caso particular, llenándoseles la boca de palabras huecas, de Marca España, de mercados, de Europa y de otras historias para no dormir, sin tener en cuenta que la gente sufra las consecuencias de sus arbitrarias decisiones, incapaces de revocar ni uno de sus errores y empecinándose en su línea errática. Ejemplos, ya he citado alguno, el resto se los piensan ustedes.
En cambio no voy a silenciar  a los publicanos, humildes, generosos, entregados a los demás, sin echar cuenta al sacrificio que haga falta con tal de hacer del Evangelio un arma de solidaridad. De estos si merece la pena dar nombres, la lista podría ser muy amplia, pequeña si la comparamos con la otra, la de los “que no merecen mención”. En esta, en la auténtica, tenemos la suerte de encontrarnos con un Papa como el actual, el admirable Francisco; con otros que, como Monseñor Romero o el Padre Ignacio Ellacuría, dieron la vida por esto; con excelsas personas como Teresa de Calcuta o Leonardo Boff, cada uno en su sitio, también estuvieron al lado de los oprimidos, de los necesitados, de los que sufren; en España, entre otros muchos, es histórica la labor del Padre Llanos haciendo posible que toda la emigración, que venía a huir del hambre durante el franquismo al Madrid de las oportunidades, tuviera su hueco en el barrio del Pozo del Tío Raimundo. Sin ir más lejos sería muy injusto olvidar a alguien tan próximo a los roteños, como el Padre Gregorio, que fue Párroco de la Iglesia de El Salvador y cómo se ganó el respeto y el cariño con su entrega a los demás ¡Qué gran persona!
A la hora de la conclusión, y siendo consciente de los argumentos de mis detractores por mi condición de ateo, terminaré con una frase con la que nos tranquilizó un sacerdote, de muy alto reconocimiento y de indudable sensibilidad, cuando alguien le llevó sus dudas, que eran las de la mayoría: “¿Cómo vais a amar a Dios que no conocéis, si no amáis a vuestros semejantes que están a vuestro lado?”
 

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