Fue hace unos días en Camerún. Benedicto XVI aterrizó en este país, torturado por las guerras, el hambre y la pobreza, para predicar la buena nueva: “La utilización del preservativo no es la respuesta al sida”. La solución es, a su entender, “la fidelidad y la abstinencia porque la práctica solo incrementa el problema”. Asegurar desde el prestigio espiritual que el condón no es la solución en un continente con 25 millones de personas infectadas de VIH es, a mi juicio, una temeridad. Y es que África con solo el 12% de la población del planeta tiene el 60% de los VIH conocidos del mundo. El Papa pide fidelidad y abstinencia sexual en un continente en el que las violaciones de mujeres, y de niñas, son un arma de guerra y un gravísimo problema en la paz. La afirmación del Papa ha sido criticada duramente por instituciones y gobiernos de toda Europa que, durante años, han apostado por este método como el más acertado para combatir el sida y otras enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo la iglesia católica aplaude este aserto amparándose en la infalibilidad papal, declarada por Pío IX en 1870. Este dogma afirma que el Papa habla en nombre de Dios y, por tanto, no puede errar en sus palabras. Entonces, me pregunto ¿por qué el papa Adriano II declaró el matrimonio civil como válido, pero el papa Pío VII (1800-1823) lo condenó como no válido? ¿Por qué el papa Eugenio IV (1431-1447) condenó a Juana de Arco a ser quemada por bruja y más tarde, en 1919, Benedicto IV la declaró santa? ¿Por qué el Papa Sixto V hizo preparar una versión de La Biblia, la cual declaró como auténtica y muy fiel, pero dos años más tarde, Clemente VIII declaró que estaba llena de errores y ordenó hacer otra? ¿Por qué después de su muerte, el papa Honorio I fue acusado como hereje por el Sexto Concilio, en el año 680 y el papa León confirmó su condena? Si los papas fueran infalibles, ¿cómo pudo uno condenar al otro? ¿Y si dentro de 20 años un nuevo papa asegurara que el condón es un buen método para evitar el sida, o da carta blanca a los curas para que se casen, ¿diríamos entonces que Benedicto XVI y los anteriores papas no eran infalibles y que no estaban pues bajo la sombra del Espíritu Santo? Que me lo expliquen, please. ¿Esperarán otros 500 años como con Galileo para pedir perdón por los errores de hoy?.. Eppur si muove (y sin embargo, se mueve).