En mi columna de hoy, la última que escribo en esta Cuaresma, quiero tener un recuerdo para el hermano de mi cofradía José Francisco Zúñiga Cru, más conocido como Pipo, que falleció el pasado jueves tras una larga enfermedad. Desde aquí vaya mi más sentido pésame a su familia y desearles lo mejor para el futuro.
Desgraciadamente le conocí poco tiempo, pero el suficiente para apreciarlo. De carácter fuerte aunque noble a la vez, cariñoso, con las ideas claras y muy rociero -faceta ésta poco conocida- era un hombre que lo dio todo por su hermandad y quedó patente con los distintos trabajos que realizó en vida.
Fue mayordomo, diputado mayor de gobierno y siempre estuvo vinculado a la dirección de cofradía. Como buen manitas que era, ideó un sistema para que la cruz del Cristo de la Defensión se abatiera y pudiera salir por la entonces reducida puerta del Convento de Capuchinos.
El Martes Santo no será igual para su familia y notaremos el vacío que existirá en la trasera del paso de misterio, entre los dos contraguías, lugar donde le gustaba estar en la procesión. Tampoco le veremos abrir y cerrar la puerta de la iglesia, ni dar la primera levantá que le prometió la Junta de Gobierno y que tan ilusionado le tenía.
Este año, tus hijos Esperanza, Rocío, Kiko, Borja y Antonio Jaime, junto a tu mujer Esperanza, te echarán de menos en el ritual familiar que manteníais en esta jornada con un almuerzo especial lleno de nerviosismo. No estarás en la sacristía viendo la misa matinal de la ofrenda floral del ejército, pero todo lo seguirás desde ese balcón tan especial del que ya gozas junto al Padre. Querido Pipo, el mejor homenaje que podemos ofrecerte es recordarte siempre.
También quiero tener un recuerdo para nuestro hermano Alejandro Narváez, que vivirá el Martes Santo en Müster (Alemania), a 3.000 kilómetros del Cristo de la Defensión. Aunque no vistas la túnica, debes saber que estarás presente en nuestros pensamientos y oraciones. Piensa que falta un día menos para tu vuelta.
Para despedirme, agradezco a Información la oportunidad que me ha brindado para colaborar en estas seis semanas. Lo he hecho encantado y de bona fide, es decir, de buena fe, con buenas intenciones. Gracias y hasta la próxima.