Los casi 1.300 vecinos de la localidad onubense de Cala pueden presumir de vivir en el único pueblo de España donde casi la totalidad de sus habitantes saben usar un desfibrilador, además de contar en sistema pionero que convierte al pueblo en un municipio "cardioprotegido".
La idea surge de la unión entre la empresa andaluza FYAmedical, del sector sanitario, y el Ayuntamiento de Cala, que ha convertido el pueblo, situado a tiro de piedra de la frontera con Badajoz, en campo de pruebas de 'Andalucía, territorio cardioprotegido'.
Una iniciativa que quiere formar a la población para que aprenda a salvar una vida en caso de accidente cardiovascular, teniendo en cuenta, como señala el director general de FYAmedical, Francisco Molina, que cada año se dan 70.000 casos de infartos en España, de los que un 30 % provoca que el afectado fallezca antes de la llegada de una ambulancia.
Esta iniciativa quiere fortalecer un dato: la víctima de accidente cardiovascular tiene un 80 % de probabilidades de sorbrevivir si en los primeros cinco minutos se le practica una Reanimación Cardiopulmonar, y eso en Cala no solo será posible, sino que cualquier vecino prácticamente podrá hacerlo.
La torre donde está ubicado el desfibrilador se encuentra en el centro de la localidad y puede ser usada en cualquier momento y nada más abrirla un sistema automático establece comunicación con el servicio de coordinación de atención a emergencias sanitarias 112 Andalucía.
Además, la torre lanza alarmas en el caso de que se quede sin batería o precise una revisión, aunque uno de los aspectos que más llama la atención es que solo se activa el desfibrilador si el corazón está parado, con lo que se evitan problemas mayores para personas que no precisen su uso.
También tiene un sistema que hace que su utilización sea efectiva y se respete su uso, ya que hace una foto instantánea en el momento de abrir su puerta, con lo que siempre se sabe quién la ha usado y si ha hecho una buena utilización de la tecnología que se ha colocado en el pueblo.
Molina sostiene que se cuenta con estudios que sostienen que más del 70 % de los infartos se producen en la vía pública y en los propios municipios entre las 20 horas y las 7:00, y tener el desfibrilador a pocos metros puede ser esencial para salvar la vida de la persona afectada.
De los 1.300 habitantes del pueblo, unos 700 han hecho el curso necesario para poder usar el desfibrilador, apoyado por la adquisición de técnicas de reanimación, aunque "la torre va dando instrucciones a las personas para que comiencen con la reanimación, a la vez que emite un informe a los servicios de urgencias más cercanos", señala Molina.
Para que no haya confusión ni pérdida a la hora de utilizar este aparato, la torre donde se encuentra está en la misma puerta del Ayuntamiento de Cala, y su alcalde, Fidel Castilla, se congratula de la elección del pueblo como municipio piloto, "porque significa mejorar la calidad sanitaria de nuestros vecinos y que no haya ciudadanos de primera y de segunda en función de la distancia a la que vivan del hospital".
No es baladí lo que argumenta el edil, ya que Cala se encuentra a 65 kilómetros del hospital más cercano, el onubense de Minas de Riotinto, y usando además para llegar al centro hospitalario unas carreteras muy mejorables, de modo que contar con este servicio en el pueblo es un respiro, con la premisa siempre de que cuanto menos se utilice, mejor para todos.