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El caracol

Se sabe que el interés general se superpone al interés particular; la verdad es que se necesitaba la duplicación de la vía

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Y  es que no puede estar más de moda el hablar de obras en la ciudad. Que si parking sí, que si parking no y de que si  que si se mejora la cubierta de este o no. Que si la otra banda, que si los “puentes”  y/o  “pasarelas”, que si los Fondos EDUSI (este será un futuro filón de peleas municipales entre los partidos).

Que si la estación de autobuses, que si la antigua pescadería se va a convertir en terminal para el catamarán, que si el centro de recogida de animales, que si plaza de toros, que si San Juan De Dios, que si Pozos Dulces que si Jose Antonio, que si Santa Clara que si cementerio, que si calle larga que si … y así una infinidad de “posibles” y futuras obras en la ciudad.

Por todos es sabido que la ciudad goza de protección en todo su casco histórico, aunque en el año 2008 se lo pasaron como en numerosas ocasiones y como dice una amiga “por el arco del triunfo”.

De este modo y con esta palabra, nos quedaremos con arco. Me refiero con esto,  al desaparecido arco que daba entrada a la antigua hacienda de la Santísima Trinidad y Ánimas Benditas o la también conocida por “Finca El Caracol”.

Se sabe que el interés general se superpone al interés particular,  la verdad es que se necesitaba la duplicación de la vía.

En breve se ejecutaran obras y se construirán dos glorietas y según he visto, serán de corte moderno. No me parece mal que la ciudad se modernice.

Lo que sí me parece mal, es que el Ayuntamiento tenga guardado en sus dependencias los jarrones de piedra que coronaban el arco y no tenga la sensibilidad de volver a montar un arco (lo más parecido posible) dentro de la glorieta, para así recordar a esta famosa finca, pionera en la zona en la producción de cava en Andalucia.

Esta portada también contaba con el retablo cerámico más antiguo de la ciudad y que por el “mimo” profesado en la obra desapareció.

Que no se olviden las cosas que nos hacen ser diferentes al resto, que no se borren nuestros recuerdos.

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