La Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana, Angela Merkel, se impuso hoy por tercera vez consecutiva en unas elecciones regionales, las de Renania del Norte-Westfalia, y dejó malherido a su rival en las generales del septiembre próximo, el socialdemócrata Martin Schulz.
El "Land" (estado federado) más poblado y teóricamente izquierdista del país, tradicionalmente dominado por el socialdemócrata SPD, apeó del poder al partido que en enero designó al expresidente del Parlamento Europeo como candidato teóricamente capaz de arrebatar a Merkel la Cancillería.
La CDU, liderada en el "Land" por Armin Laschet, obtuvo un 33,8 % de los votos (un aumento de casi 6 puntos respecto a 2012), mientras que el SPD de la jefa del Gobierno regional, Hannelore Kraft, se quedó en el 30,8 %, una caída de 9 puntos, según las proyecciones de la cadena pública ZDF.
Kraft, en el cargo desde 2010, asumió la responsabilidad de derrota, al borde de las lágrimas, y dimitió del liderazgo regional, al tiempo que Laschet era vitoreado en la CDU como artífice del cambio en un "Land" azotado por el desempleo y los desequilibrios sociales.
Los otros vencedores de la jornada eran el Partido Liberal (FDP), que se dispararon como tercera fuerza con un 12 % de los apoyos, mientras que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) logró un sólido 7,8 % y el acceso a la cámara regional decimotercera, del total de dieciséis "Länder" del país.
Estas dos formaciones minoritarias ven reforzada la aspiración de lograr escaños en el Bundestag (Parlamento federal), lo que para el FDP implica el regreso a esa cámara tras una legislatura de vacío y para la AfD un hito que hasta ahora no ha logrado ningún partido de su espectro.
Los Verdes, socios de coalición en el "Land", cayeron a un 6,1 % -un descenso de 6 puntos respecto a 2012- y perpetuaron así la mala racha que atraviesan, a cinco meses de las elecciones generales.
Los comicios en ese "Land" eran el tercer y último test en las urnas antes de las legislativas del 24 de septiembre, en las que Merkel buscará la reelección para un cuarto mandato.
La canciller se volcó en la campaña de Laschet, un político afín, y le acompañó en sus mítines, en los que responsabilizaba a Kraft tanto de la precariedad infraestructural del "Land" como de déficits en la lucha contra el terrorismo y descontrol policial, en un estado federado que concentra varios bastiones del yihadismo.
Schulz, a quien se consideraba aún a principios de año un rival a la medida de Merkel, tuvo que ver cómo su partido caía por tercera vez, ahora en el "Land" del que es originario.
Los comicios renanos reprodujeron lo ocurrido en las dos anteriores regionales de este año, en los estados federados del Sarre (oeste del país), en marzo, y en Schleswig-Holstein (norte), el anterior domingo.
El primero, donde gobernaban ya los conservadores, dio un primer baño de realidad al SPD, que quedó once puntos por debajo de la CDU.
El segundo, fronterizo con Dinamarca y gobernado por el SPD, dio el siguiente golpe al partido de Schulz, al otorgar la victoria a un casi desconocido Daniel Günther, líder local de la CDU.
Ya tras la primera derrota empezó a cuestionarse el "efecto Schulz", el empuje atribuido por los sondeos al SPD desde que el expresidente del Parlamento Europeo fue designado candidato.
Entre febrero y marzo, y hasta la ratificación como nuevo líder de Schulz con un respaldo del 100 % de sus bases, el SPD había ido subiendo posiciones en cuanto a intención de voto, hasta situarse al mismo nivel o incluso superar a la CDU de la canciller.
Pero ese ímpetu se derrumbó entre la primera y la segunda derrota en comicios regionales y ahora la CDU recuperó su posición de dominio en los sondeos frente al SPD, su socio en la gran coalición de Berlín.
Un sondeo difundido hoy por el dominical del popular diario "Bild" situó a la CDU en un 37 % de la intención de voto de cara a las generales, diez puntos por encima del SPD.
El resultado de los comicios renanos deja el marcador ante las generales en un claro 3-0 para Merkel, sin posibilidad de remontada psicológica para Schulz antes de la batalla por la Cancillería, puesto que no hay más citas con las urnas en el calendario electoral alemán.