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Tira la toalla la combativa líder socialdemócrata Andrea Nahles

La líder del SPD alemán abandona un año después de asumir la jefatura de una formación que en menos de veinte años ha vivido diez relevos

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  • Andrea Nahles, ptesidenta del SPD. -

La combativa Andrea Nahles tiró este domingo la toalla como líder del Partido Socialdemócrata alemán (SPD), un año después de asumir la jefatura de una formación que en menos de veinte años ha vivido diez relevos en su presidencia sin frenar su sangría de electorado.

Nahles, puntal de la gran coalición con el bloque conservador de la canciller Angela Merkel, formalizará este lunes su dimisión ante la cúpula del SPD, como líder y jefa del grupo parlamentario.



Llevaba apenas un año y tres meses en el cargo, que asumió tras la renuncia de Martin Schulz, último candidato del partido a luchar por la Cancillería, en 2017, y que de gran esperanza de reflotar a la socialdemocracia pasó a hundirla en su mínimo histórico en unas elecciones generales.

Del 20,5 % obtenido entonces por Schulz cayó el SPD en las pasadas europeas al 15,8 %, siguiente mínimo histórico a escala nacional, y se vio rebasado incluso como segunda fuerza por los Verdes.

Nahles felicitó a la formación ecologista, avanzó la elección como jefa del grupo parlamentario para este martes, teóricamente con intención de ganarla, pero este domingo cedió al peso de tanta presión.

De 48 años y exlíder de las juventudes socialdemócratas (los "Jusos"), Nahles asumió el cargo en 2018 con el propósito de reformar al partido desde su posición de alguien que conoce muy bien a sus bases.

La nueva presidenta vivió en directo cada una de las crisis de la formación, desde la escisión provocada en 1998 por Oskar Lafontaine, quien abandonó el partido para fundar La Izquierda, hasta la erosión de electorado acentuada por las legislaturas en gran coalición bajo Merkel.

Se convirtió así en la mujer al frente del SPD lo que completó el dominio femenino de los partidos alemanes que se han alternado el poder en Alemania: Merkel, líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) desde el 2000, pasó las riendas del partido a Annegret Kramp-Karrrenbauer, el pasado diciembre; el SPD colocaba a una mujer al frente de la formación por primera vez en sus 150 años de historia.

Hasta llegar a la presidencia, la energética Nahles ha recorrido un largo camino, incluida la prórroga vivida desde su designación por unanimidad de la ejecutiva del partido, en febrero de 2018.

Su rápida nominación para relevar a Schulz, que renunció al cargo tras aceptar a regañadientes reeditar la gran coalición, desató críticas de las bases, recelosas de una solución desde arriba a la enésima crisis del partido.

Como ministra de Trabajo en la anterior coalición se apuntó un logro de sello socialdemócrata, la implantación de un salario mínimo interprofesional en un país rico donde avanza la precariedad social.

Sus relaciones con Merkel no siempre fueron fáciles, pero la canciller valoraba su capacidad de trabajo, mientras que Nahles estimaba en la jefa de Gobierno el valor de la perseverancia.

Nacida en junio de 1970 en Mendig, en Renania-Palatinado (oeste), filósofa y filóloga de formación, ingresó en el SPD en 1988 y se convirtió en líder de los "Jusos" en 1995.

Militó en el ala izquierda de Lafontaine, aunque no le siguió cuando éste abandonó la jefatura del SPD y el Ministerio de Finanzas para fundar su propio partido.

Su momento más difícil fue en 2005, cuando precipitó la caída del entonces presidente del SPD, Franz Müntefering, leal al centrista Gerhard Schröder y obligado a renunciar al imponerse ella como secretaria general en lugar del candidato auspiciado por el aparato.

Nahles se arrepintió, al borde de las lágrimas, de haber derribado a su jefe, a lo que siguió su renuncia a ocupar el cargo.

Alcanzó la vicepresidencia del partido en 2017. A partir de ahí, desde ese cargo o como jefa del grupo parlamentario, Nahles ha sido una "jefa en la recámara" para un partido que, desde el adiós de Lafontaine, ha conocido nueve relevos en su presidencia.

En lo privado es tan combativa como en lo político: a los 16 años sufrió una grave lesión practicando deporte, que le dejó una notoria cojera, y su frente está atravesada por una cicatriz resultado de accidente en coche, que no le quitó su pasión por la velocidad.

Es madre de una niña de seis años, de cuyo padre está separada. 

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