Creía que con los nuevos tiempos de la política y la gran presión que la ciudadanía ejerce sobre las acciones de los políticos de un tiempo a esta parte, cambiarían algunas conductas. Pero veo que no. O mejor dicho, veo que no si el afectado es de izquierdas.
Porque a estas alturas de siglo XXI, ya ha quedado claro que la ejemplaridad en el comportamiento político solo se le exige en este país a quienes no son de izquierda porque, de lo contrario, aquí paz y después gloria. ¿Imaginan que alguien demuestra que un alcalde del PP pidió no ir a trabajar pero seguir cobrando por que se iba de campaña electoral? ¿Piensan que no habría sido ya linchado en medios de comunicación y redes sociales hasta el punto de que tendría que vivir medio escondido y, por supuesto, fuera de la vida pública?
Pues si es del PSOE; no pasa nada. ¿Imaginan que un ministro del PP da 8 versiones de un mismo episodio en solo tres días, que cada versión ralla aún más la ilegalidad y el descrédito y que al tercer día se esconda de toda aparición pública? ¿Cuántos especiales, portadas, comentarios en redes sociales, debates en radios y televisiones habría padecido, con razón, para que dimitiera? Pues si es del PSOE, no pasa nada.
¿Imaginan que un presidente del Gobierno del PP nombra fiscal general del Estado a su anterior ministro de Defensa? No habría calles suficientes para las manifestaciones de la izquierda, no habría tertulianos suficientes para llenar las horas de debate y d programas especiales.
Pues si es del PSOE, no pasa nada. ¿Imaginan que una alta dama del PP es denunciada por su escolta porque le exigía tareas propias del servicio doméstico?
¿Imaginan además que para evitar ir a juicio admite llegar a un acuerdo aceptando pagar una multa por ese acoso laboral? Pues si es de Podemos, no pasa nada. ¿Imaginan un Gobierno del PP al que le condenan a dos presidentes y varios consejeros por malversación y prevaricación al usar de forma fraudulenta más de 600 millones de euros destinados a los parados? Pues si es del PSOE no pasa nada.
En España la izquierda tiene patente de corso, todo lo puede y nada la frena, como si tuviera una bendición divina que la protegiera de toda asunción de responsabilidad. Y gran parte de la población calla, también motivada por que no se le irrita tanto como con otros temas como dos trajes de chaqueta o dos cremas.
