Jaén rechaza las limosnas, no las queremos, pero como ha dicho el presidente de la CEJ, con acierto, ya que no nos dan, que no nos quiten
Esta provincia se juega no mucho sino muchísimo con la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) que ahora llega a la clave de todo, la manera en que se hace el reparto. Tanto en Sevilla como en Jaén, todo el sector ha hecho causa común en la defensa de los intereses de Jaén, que es lo que nos ocupa, con un mensaje claro y nítido: Jaén no quiere perder ni un euro. Hasta ahora se habían oído campanas de que se perpetraba un tremendo perjuicio en el reparto de las ayudas, pero confiábamos en la habilidad negociadora del ministro Arias Cañete. Nunca hemos visto como solución la política subvencionadora, pero tal y como está Jaén y el propio olivar, lamentablemente no hay más remedio que aceptar estos recursos legítimos de la UE sin los cuales tendríamos que cerrar esta provincia. Por eso esperamos que esta tierra tan inmovilista y especialmente en un sector que define mejor que ningún otro su manera de ser, reaccione ahora que es necesario que lo haga, porque de lo contrario tendrá que callarse unos cuantos años. Se trata del pan de Jaén y por eso los sectores afectados, empezando por los políticos, tienen que retratarse para que veamos lo que defiende cada cual. Si Jaén no se une por el futuro de su olivar, ¿para qué va a hacerlo?, tenemos que exigir alto y claro a los gobiernos, Jaén rechaza limosnas, no las queremos, pero como decía con acierto el presidente de la CEJ, ya que no nos dan, al menos que no nos quiten. Solo queremos futuro para la gente que vive del olivar y para el propio aceite, que ellos lo encajen pero es así de sencillo.